“El Teatro Palace…” Bastaban esas primeras palabras, repitiendo la pregunta, para que Dionosio Frangópulos Grandi comenzara a recordar y, sólo un par de segundos, para que trasluciera la emoción a través de la humedad de sus ojos. Era el “viejo lindo”, el maestro Frank, aquel del jockey y del abrigo, una leyenda viviente del cine regional que como buen cronista atesoraba en sus escritos y en su prodigiosa memoria historias y anécdotas del Séptimo Arte.
Su figura extinta viene a la memoria cuando se acerca el 29 de julio, la fecha en que hace 45 años el destino tenía preparado un final abrupto para el cine en Puerto Natales: la extinción del Teatro Palace.
El propio Frank recordaba que lo conoció siendo un adolescente, contando una que otra anécdota que nos parecía transportar a una escena de la película “Cinema Paraíso”. Como buen cine de principio y mediados del 1900, su sala era el punto de encuentro para la socialité de la época. Era el lugar donde la gente se imponía de las últimas noticias y donde se lucían los más finos trajes, a veces so pretexto de asistir a la función de la película de moda.
Era el lugar, recordaba el cronista, el lugar de las primeras pellejerías de un pequeño inquieto que, de seguro, forjó sus primeros sueños en una pantalla: el actor natalino Luis Alarcón.
La historia del cine en Puerto Natales se remonta a 1916, cuando Lastenio Lara y Carlos Vargas Saldivia instalan en calle Bulnes Nº120 el cinematógrafo “Selecto”. Dos años después surge la sala “Electra”, en Eberhard con Barros Arana, y en 1920 lo hace el cine “Apolo”, de los españoles Manuel Iglesias Fraga y Ursino González Vásquez.
Era la época del cine mudo, que era acompañado de músicos en vivo. Un piano, un violín, una mandolina, cualquier instrumento era válido a la hora de romper con el silencio de las imágenes en blanco y negro, protagonizadas por trajeados y fuertemente maquillados actores.
Es en medio del incipiente interés por la pantalla grande cuando nace el Teatro Palace. Ubicado en calle Barros Arana con Eberhard, la sala abrió sus puertas en agosto de 1934, con el estreno de “Cabalgata”. La película había sido estrenada sólo un año antes en los Estados Unidos. Su argumento se basaba en la vida de la sociedad inglesa desde el Día de Año Nuevo de 1899 hasta, justamente, 1933, desde el punto de vista de una pareja de londinenses interpretados por Diana Wynyard y Clive Brook. La cinta ganaría diversos Oscar como Mejor Película, Mejor Director (Frank Lloyd) y Mejor Dirección Artística (William S. Darling).
El propietario del nuevo teatro era Bruno Mattioni (hermano de Romeo, pionero en las salas de cine de Punta Arenas) y su esposa Amelia Predolín, acompañados de sus hijas Blanca y Bruna.
El establecimiento se instaló en la casa comercial Braun & Blanchard, construcción que debió ser remozada en su interior, manteniendo su fachada original. Se cuenta que la madera utilizada fue adquirida en la barraca de la firma L.L. Jacobs, la que era administrada por un joven contador de apellido Frangópulos.
La obra estuvo a cargo del constructor Alfredo Rivera, quien había trabajado en casas pioneras de Última Esperanza, como también en la casa parroquial de Puerto Natales. La sala tenía una capacidad para 380 personas, entre platea baja y alta, además de 10 palcos.
En pleno auge del cine en Puerto Natales, que alimentaba la apertura de nuevas salas (más pequeñas) y la formación de club de amigos dedicados al séptimo arte, la tragedia golpearía fuerte esta mágica historia, convertida pronto en cruel realidad. El 29 de julio de 1969, a las 20.30 horas, se desató un dantesco incendio en la casona del Teatro Palace. Las pérdidas serían totales.
De acuerdo a la información de la época, el origen fue un cortocircuito en el entretecho de la pastelería que funcionaba dentro del mismo inmueble. No habrían desgracias personales, ya que las personas que asistieron a la función de vermouth salieron del recinto sin problemas y gracias a la alarma de Manuel Morano Godoy, domiciliado al interior del mismo recinto, y quien perdió todos sus enseres en el siniestro.
El actor Luis Alarcón recordaría con nostalgia: “Cada vez que pienso en mi infancia, en la ciudad de Puerto Natales se me viene a la cabeza imágenes del hall del cine Palace, ahí estaba la confitería donde se podían tomar bebidas o cervezas. La gente se reunía ahí como el centro social más importante de la ciudad, con una gran concurrencia de público reflejada en cada una de las funciones los siete días de la semana, en ese entonces, yo tenía seis años”.