La falta de control en la ingesta de alcohol en la ciudad argentina de Río Gallegos -distante a 252 kilómetros de Punta Arenas y a 256 de Puerto Natales- es una de las preocupaciones del Concejo Deliberante de Río Gallegos, que por estos días discute una normativa que, de aprobarse, restringiría la venta de alcohol en envases cerrados entre las 21.00 y las 9.00 horas.
La iniciativa, que ya fue aprobada por la Comisión de Seguridad Vial del organismo, es más estricta que la aprobada en la comuna chilena de Providencia y que es vista con buenos ojos por vecinos y autoridades de la Región de Magallanes -entre ellas, el intendente Jorge Flies-, que desde octubre restringirá el funcionamiento de botillerías hasta las 23.00 horas y el de pubs y restaurantes hasta las 2.00 am en cinco puntos.
En la localidad argentina, la concejala Rosana Larcher, quien ha liderado la iniciativa, con la que, dice, busca generar “un cambio cultural”, el cual “es necesario fomentar en Río Gallegos”.
“Todo deja en evidencia que tenemos un problema grande en lo social, no sólo de menores sino de gente adulta que le cuesta adaptarse a no consumir alcohol si va a conducir, sobre todo en horario nocturno”, comentó la edil a medios argentinos.
En Punta Arenas, donde los concejales han reconocido que existe un consumo problemático de alcohol, la idea aún es vista como una iniciativa que se puede debatir. Así lo manifestó el alcalde Emilio Boccazzi, quien sostuvo que “es un tema que hay que debatir rápidamente y con todas las opiniones de los concejales y los vecinos”.
Al interior del Concejo Municipal de Punta Arenas, las opiniones están divididas. El principal cuestionamiento apunta a si la generación de horarios estrictos para la venta de alcohol puede provocar un cambio en la actitud de las personas.
En la localidad argentina, ese debate ya está zanjado. “Es obvio que una ordenanza no cambiará una conducta, pero ayuda siempre, y cuando funcionen los organismos de control”, dice Larcher.
Otro nivel del debate tiene que ver con la posible proliferación de los locales clandestinos, que podrían comenzar a funcionar al margen de la ley. Al respecto, Larcher recordó que Río Gallegos sigue siendo una ciudad “relativamente chica y controlable, por lo que no entiendo cómo es que no se puede controlar la venta clandestina o los delivery que hoy resultan muy sencillos de acceder para comprar, pero no se sanciona”, lamentó.
La propuesta de Larcher fue aprobada por las comisiones de Educación y de Seguridad Vial y debe enfrentarse a la de Legislación General y Niñez y Adolescencia.