Debido al paso del tiempo y las condiciones meteorológicas reinantes en la zona, el pasado invierno, la base del Monumento Cabo de Hornos cedió y fue necesario derribar la obra, caracterizada por un gigastesco albatros.
Hace algunos días, en un esfuerzo mancomunado entre la dotación del remolcador ATF “Lautaro”, el Departamento de Obras y Construcción de la Tercera Zona Naval, Asmar Magallanes y el Distrito Naval Beagle, se logró completar exitosamente la tarea de traslado y acopio de más de 15 toneladas de material, además de mano de obra capacitada para efectuar los trabajos de reconstrucción.
El desembarco de carga se tradujo en 51 maniobras Vertrep, es decir, ascenso y descenso vertical entre el buque y la isla, con el apoyo del helicóptero naval-43 del Destacamento Aeronaval de Puerto Williams. Lo anterior, en medio de condiciones meteorológicas poco favorables de lluvia, nieve y vientos.
El monumento fue inaugurado el 5 de diciembre de 1992 por iniciativa de la Sección Chilena de la Cofradía de los Capitanes del Cabo de Hornos “Cap Horniers”, en memoria de los hombres de mar de todas las naciones que perecieron luchando contra las inclemencias de la naturaleza en los mares australes próximos al legendario Cabo de Hornos.
El proyecto en cuestión fue iniciado a fines de 1990 cuando el comandante en jefe de la Armada, Almirante Jorge Martínez Busch, aceptó patrocinar esta iniciativa, comprometiendo el apoyo logístico institucional que demandaba esta difícil tarea, ya que son bien conocidas las características climatológicas de aquellas alejadas y desoladas regiones de nuestro territorio.
En enero de 1991 se invitó -mediante publicaciones de prensa- a los artistas nacionales a participar en un concurso destinado a seleccionar, para posteriormente construir, un monumento que cumpliera los requisitos establecidos en las bases del concurso, las que fueron revisadas por el Colegio de Arquitectos de Chile.
A fines de octubre de 1991 fueron recepcionados los trabajos, memorias, planos y maquetas de los quince artistas participantes, quienes presentaron interesantes y novedosos proyectos escultóricos.
El albatros
Un jurado de ocho miembros, presidido por el comandante en jefe de la Armada e integrado por representantes de alto nivel de diferentes áreas vinculadas a esta iniciativa, acordó otorgar el primer premio a la obra presentada por el escultor José Balcells Eyquem, profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso, proyecto que representaba un albatros en vuelo, ave gigante típica de los mares australes y emblema de la Cofradía Internacional de los Capitanes del Cabo de Hornos, cuya sede principal se encuentra en Saint Malo, Francia.
A principios de 1992 fue iniciada una activa campaña de recaudación de fondos para erigir la obra premiada, que por su complejidad presentaba múltiples problemas técnicos, de ingeniería y logísticos que era necesario resolver. Los cálculos de resistencia estructurales y los planos correspondientes fueron realizados por el servicio de Obras y Construcciones de la Armada, asumiendo como premisa básica que la estructura debería soportar los esfuerzos provocados por vientos de hasta 200 kilómetros por hora, con un factor de seguridad del 60 por ciento.
El financiamiento indispensable para levantar el monumento de acero, de 7 metros de alto, que se conforma mediante dos cuerpos independientes de cinco placas de acero cada uno, se logró con la contribución de algunas empresas marítimas y aportes de entidades públicas y privadas relacionadas con el mar, como también de personas naturales, nacionales y extranjeras.
La obra exigió el transporte de 120 toneladas de materiales, los que fueron transportados por las barcazas Orompello y Rancagua y desembarcados por personal de Infantería de Marina y helicópteros navales en una “faena de guerra” que demandó un esfuerzo extraordinario para oficiales y personal.