El entusiasmo que se vivió ayer, como cada año, en el Chapuzón del Estrecho, se vio alimentado por alrededor de 3 mil osados bañistas, más un marco de público de 12 mil personas observando el espectáculo.
Participantes locales y de muchos lugares de Chile y el mundo se atrevieron a sumergirse, pese a que los pronósticos habían adelantado cero grado con una sensación térmica de -4 lo que, afortunadamente, no se cumplió, registrándose 3 grados.
Entre los participantes de este evento estuvo Claudia Melo, oriunda de Concepción, quien se decidió a última hora a entrar al agua junto a su amigo puntarenense roberto Saldivia.
“En la mañana no pensaba hacerlo. Me entró el bichito y pensé ‘vamos a ver qué tal’ y dije que si me dan ganas nos metemos”, confesó la penquista.
Por su parte, Saldivia acotó que decidieron que “entre mandarle y no mandarle, hay que puro mandarle”.
En cambio Juan Pablo Abarca vivió este momento en familia, con sus dos hijos. Vive hace tres años en Punta Arenas y no se ha perdido el Chapuzón desde ese entonces.
“Soy militar. Ha sido una experiencia muy buena para compartir con la comunidad esta tradición”, dijo el uniformado.
Respecto de sus motivaciones, Abarca manifestó que “en primera instancia, ser un valiente como todos los magallánicos, contribuir a esta fiesta y pasarlo muy bien”.
Orlando Contreras es venezolano y dijo que junto a su comunidad de compatriotas “estamos disfrutando del frío aquí en Punta Arenas, nosotros venimos de lo más ‘arrecho’, del calor”.
Muchos de los extranjeros entraron al agua, salieron y volvieron a entrar, varias veces, para vivir la experiencia al mayor extremo posible.
@María.P.Sandoval