En mayo, el IPC aumentó en 0,27% y la inflación acumulada en doce meses subió de 3,3% en abril a 3,6% en mayo. Este incremento se explica por la baja base de comparación, ya que en mayo del año pasado el IPC tuvo un comportamiento atípico, al registrar una caída de -0.05%. Con todo, la inflación acumulada en el año continúa siendo la más alta desde 2014. De hecho, creemos que la tendencia alcista continuará y la inflación probablemente superará transitoriamente el 4% en los próximos meses. Si bien el incremento acumulado en el año del IPC es elevado en términos históricos, esto se debe principalmente al precio de la energía, el que continuará al alza en los próximos meses.
En el corto plazo, los principales determinantes del IPC seguirán siendo el precio de los combustibles a nivel internacional, la magnitud del traspaso de la baja de tipo de cambio a precios, la reposición de stocks, los cambios en movilidad y el comportamiento de la demanda frente al incremento en las transferencias del gobierno, el tercer retiro y la gradual recuperación del mercado laboral. Además, se mantiene el riesgo de una rebaja de IVA a algunos productos a lo que se suma un posible cuarto retiro de los fondos previsionales.
Es importante destacar también que, debido a la pandemia, el porcentaje de precios imputados en mayo fue de 22,7%. Si bien esta cifra es inferior al 25,7% de abril, continúa siendo elevada y por lo tanto el contenido informativo del IPC sigue siendo menor al habitual. A lo anterior se suma el comportamiento inusual de una gran cantidad de precios, como por ejemplo el de la carne de pollo que registró una inusual caída o el precio de las bebidas gaseosas que continuó al alza pese al incremento récord de abril.