Un taxista de 46 años fue enjuiciado durante cuatro jornadas por los presuntos abusos sexuales que perpetró en contra de su hija. Aunque arriesgaba cinco años de cárcel, el Tribunal Oral en lo Penal de Punta Arenas determinó que no existían antecedentes suficientes para condenarlo.
El Ministerio Público lo acusó por hechos que habrían ocurrido en fechas indeterminadas de 2016. Supuestamente, el padre realizó tocamientos de significación sexual cuando la menor –que tenía entre siete y ocho años de edad– visitaba su domicilio. Según la acusación, los actos se perpetraron cuando la niña se encontraba acostada.
La niña develó los presuntos abusos en el colegio, tras una clase de orientación sexual. La profesora jefe se comunicó con la madre, quien concretó la denuncia. En septiembre del 2017 formalizaron al padre; desde entonces cumple con firma mensual y no puede acercarse a su hija.
El juicio en su contra se inició el miércoles. Comparecieron cinco peritos y 10 testigos, incluyendo la propia víctima que prestó declaración con la ayuda de una intermediaria.
Ayer, la sala compuesta por los magistrados Leonardo Llanos, Palmira Muñoz y Jaime Álvarez resolvió por unanimidad absolver al imputado. A su juicio, los hechos de la acusación no permitieron arribar a un veredicto de condena.
“Si bien la expresión ‘tocamientos’ efectivamente describe un hecho, este es tan vago, impreciso e indeterminado que no es posible tenerlo como un hecho que subsuma en alguna infracción penal”, dice el veredicto.
Concluido los alegatos de clausura, el padre se dirigió al tribunal. “Aunque salga absuelto, igual he perdido a mi hija”, señaló con la voz quebrada. “Volver a recuperarla será muy difícil después de todo lo que ha pasado. Será un proceso muy lento”.