La principal preocupación de los chilenos hoy en día, es la delincuencia desatada que se conoce y se percibe. Ya no se trata de la delincuencia “a la chilena” tradicional, la del “cogotero”, el “lanza” y el “monrrero”. Se trata de organizaciones criminales completas, absolutamente ignotas en nuestra Historia, y cuyas raíces y jerarquías se encuentran más allá de nuestras fronteras. Se trata de las transnacionales del crimen.
Por años advertimos sobre las consecuencias de la invasión migratoria políticamente inducida, y aquí están. Bandas criminales operando en todo el territorio nacional, en todos los ámbitos posibles, no solo las drogas, la prostitución, la pornografía, la corrupción, el control de centros fronterizos, los asaltos, el cibercrimen. El miedo se apodera de crecientes sectores ciudadanos, más que nada porque nuestras policías y especialmente Carabineros están sin apoyo real de nadie y sentenciados a muerte en el proyecto de nueva constitución. Si le caben dudas vea como los matan como moscas, impedidos de hacer uso de la fuerza, vea como en Magallanes se destruyen sus edificios y ninguna autoridad civil busca una rápida y efectiva solución. Todos lo sabemos, no seamos hipócritas, es paradigma de la insurrección que se apoderó del país liquidar a la policía uniformada. Entonces, ¿qué posibilidad real hay de combatir esta explosión de crimen organizado basado especialmente en criminales extranjeros?
El mayor terror se observa en ciudades del norte, conocido ya que opera en nuestro país y controla la frontera Chile con Bolivia, la organización criminal del “Tren de Aragua” cuyo capo se encuentra en la misma Venezuela, y su característica es que carece de organización centralizada porque su destrucción afectaría la organización: por el contrario, y de ahí el nombre, se trata de vagones autónomos, en que la destrucción de uno no afecta a los demás.
El Estado de Chile está a punto de convertirse en Estado fallido, está renunciando a su soberanía, incluido el efectivo control de fronteras por donde pasa hoy a diario más del doble de inmigrantes descontrolados, que antes del inicio de la era Boric. El proyecto de nueva constitución pretende seccionar nuestro territorio en territorios autónomos, busca sacar provecho del control de supuestos pueblos inexistentes. El proyecto ideal para que Chile se convierta en un gran tren, pero la filial chilena del tren de Aragua y de cuanta banda criminal quiera establecerse. Ya lo están.
Más allá de disquisiciones ideológicas quiméricas, la división territorial y su descontrol por un Estado cada vez más plurinacional y débil, eran campo fértil para la toma de posesión de cada territorio por bandas criminales. Esto no tendrá buen fin, si esto no se detiene y se cambia, drásticamente, seremos, acaso ya lo somos, ni siquiera una república plurinacional, simplemente una narcorepública fruto de la revolución del crimen organizado. No sabemos que significará eso, vivir pagando tributos a los criminales, que gozarán de inmunidad total en un Estado débil y corrupto. Solo mire a su alrededor, Magallanes no será excepción, acaso ya no lo es, están redistribuyendo a los extranjeros ilegalmente ingresados, no sabemos quiénes son, no sabemos dónde están. No sabemos si el gobernador los está trayendo de a uno después que la ciudadanía se le levantó. Todo está ocurriendo frente a nuestras narices. No creo en casualidades, tres incendios de recintos policiales, sumado a falta de contingente y recursos, más la prohibición de uso de la fuerza, el terreno hace rato está abonado. Y nadie dice ni hace nada, tampoco el que se pretende sheriff de la región y del país porque su cargo es nacional. Otro engaño más.