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Columna de opinión

¿Será posible tanto amor?... Los nuevos “Cariñositos” de la política chilena…

opinion
14/08/2022 a las 12:42
Pablo Oyarzo
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Luis Legaza, Profesor

En un poema, para mi gusto magistral, el poeta chileno Gonzalo Rojas, expresa: “¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida/ o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué/ es eso: amor? ¿Quién es?”… Preguntas que son, imagino para muchos, una inquietud constante, una búsqueda existencial… Por allá están los que hacen lujo del amor a la Patria (exclusividad de ninguna persona, raza, religión, ideología ni menos, pero mucho menos, de algún sector político). Amamos a nuestros padres presentes y a los que han partido los amamos en el recuerdo; amamos a nuestros hijos, esposas, esposos, amigos, mascotas; en la religión, amamos al prójimo, en fin, tenemos la capacidad de amar de muchas maneras… En literatura distinguimos tipos de amor, los griegos ya lo habían hecho y en la psicología actual desarrollan tipos de relaciones: vacía, romántica, sociable, etc. Uno de éstas llamó mi atención: encaprichamiento (sólo pasión) y, claro, analizando un poco -disculpas a mis amigos psicólogos por las imprecisiones-, me quedó dando vuelta esto del encaprichamiento, esta relación sólo sustentada en la pasión que -ya es sabido-, no siempre se hermana con la razón. Analicemos este manoseado “amor por la Patria”: ¿en qué consiste amarla, existe algún prerrequisito, alguna condición especial, hay que pertenecer a alguna ideología en particular para profesar amor por nuestro país, vestir un uniforme? Como millones de compatriotas, cada uno ama su tierra, su pasado, sus ancestros, su historia. No se es más patriota que otros por sólo profesarlo (vociferarlo, en estos tiempos) o porque pongas más o menos imágenes de banderas en tus redes sociales como tampoco significa ser antipatriota pensar distinto. Por estos días nos hablan del “amor” los que antaño barrieron con este concepto e hicieron absolutamente todo lo contrario a lo que significa amar: bombardearon, fusilaron, dinamitaron, degollaron, violaron, arrojaron a compatriotas al mar y un sinnúmero de barbaries que aún duelen en la memoria. Los que pregonan el amor a la Patria son los que aplauden a los que sacan la madre o tratan de #$%&/%…(no lo voy a escribir, no me da para tanto mi irreverencia), pero se escandalizan porque alguien les dice que “se golpearon la cabeza” (digamos que tampoco de una autoridad uno espera declaraciones como ésta)… Los que profesan este tremendo amor que repentinamente les bajo por nuestro país, son los que en el pasado (y nada más hace poco), saquearon sin descanso nuestras riquezas, nuestras FFAA, perdonazos de toda índole, los que decían en un mall capitalino “váyanse a sus comunas, rotos de mierda”, los que se autoproclamaban dueños de playas y ríos, nada decían de unidad, de respeto, de dignidad cuando la gente recibía miserias por jubilaciones, los que ahora hablan y defienden la “propiedad y derecho a la vivienda”, nada decían de las casas “Chuby”, de la miseria propagada por nuestro suelo, del hambre, de la precariedad, nada decían… Y ahora, que un 1% de la población ve como amenaza la instauración de derechos sociales, nos salen que por Amor, van a rechazar… La verdad no les creo ni un céntimo, si no fuiste capaz de amar antes a tus compatriotas, no te creo. Si caíste en la bajeza de arrojar huesos a los familiares de detenidos desaparecidos (¡qué bajeza e infamia!), no te puedo creer ni menos cuando ante tus ojos ha desfilado la miseria, la falta de oportunidades y la injusticia y nada dijiste… Eso no es amor y tampoco lo será ahora: es encaprichamiento, es pura pasión, es avalar que cierto grupo diga que el único chip válido es una bala en la cabeza de un comunista (obvio, lo que no pensamos como este 1% y sus lacayos, somos todos comunistas)… No fue amor en el pasado y no lo será en el futuro de un grupo que siempre (por encaprichamiento), se ha opuesto a la dignidad y a la solidaridad. A estos “cariñositos” pocos les creen. Pura hipocresía. Para todos, como siempre, un abrazo.

P.D.: menos para los “amorosos” repentinos y los “cariñositos” de la política actual y sus lacayos.

Así como decía que es tiempo de callar a las autoridades actuales, ya es tiempo que dejen de mentir.

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