Una de las organizaciones más significativas por su incidencia pública en las últimas décadas, sin lugar a duda, ha sido World Vision. La actual sede de Santiago de Chile es una de las tantas a nivel latinoamericano con mayor preponderancia respecto de la región, aquella destaca por su sólido trabajo público, constantes proyectos sociales, fomento de la moral cristiana desde una mirada práctica e interconfesional y defensa de la niñez como estandarte de urgencia mundial. Tal vez, hacer una parada en la discusión política nacional y visualizar aquellas organizaciones que trabajan en pro de la ciudadanía, dicho sea de paso, coloca de manifiesto que aún existen instituciones con impacto, incidencia pública y trayectoria que, hilvanan sistemáticamente una mejoría hacia la sociedad civil del siglo XXI. Por tanto, mi columna de la semana se titula “World Vision Chile: Una ONG de impacto”.
Primero, la historia de World Vision se remonta hacia el año 1950 de la mano del Rev. Bob Pierce (misionero bautista), junto con ello, la pretensión de expandir la cosmovisión y trabajo planificado hacia todo el mundo. En la actualidad la ONG en cuestión abarca 100 países a nivel mundial. Los programas desarrollados son los siguientes: (a) programa prevención de violencia, (b) gestión de riesgo desastres y ayuda humanitaria, (c) incidencia y movilización pública, (d) medios de vida y empleabilidad, (e) proyectos especiales (migración). Por otro lado, respecto de los Estados Financieros y según los datos de la propia web institucional, World Vision mantiene un superávit (déficit en el ejercicio económico) de M$ 193.750 (año 2019) a M$ 232.447 (año 2020). ¿Cuál es el motivo de aquella baja en los ingresos económicos con relación a los años acuñados? Cabe señalar que, principalmente los recursos que entran a la contabilidad de esta ONG son por concepto de aportes voluntarios (socios o donantes). Tal vez, estamos frente a otra institución con hematomas importantes en sus finanzas producto del terrible covid-19; o sea, desempleo, ausencia de progreso económico, estancamiento en la inversión, por ende, un debilitamiento en los aportes voluntarios de la sociedad chilena.
Segundo, después de la fallida “Convención Constitucional” respecto de su primer intento en nuestro país, se gestó la idea de crear normas populares a partir del trabajo realizado y directrices plasmadas en este primer periodo. Para muchos, el aclamado pueblo debía tener un trozo de hielo en la escarcha gubernamental, por tanto, debían garantizarse ciertos derechos para todos los niños de nuestro país. Por un lado, la Norma Popular N°11402 desde la web oficial de Chile Convención sugiere lo siguiente: “La iniciativa popular y constituyente que consagra derechos de los que son titulares los niños, niñas y adolescentes. Derechos de niños, niñas y adolescentes reconocidos y consagrados en la Nueva Constitución política de la República (año 2022)”, no obstante, dicha propuesta naufragó y se ahogó en el intento por entrar en la Nueva Constitución. Ahora bien, la misma web registra para el presente año 2023 y bajo la Norma Popular (Iniciativa N°9247) el siguiente apartado: “Niños, niñas y adolescentes con derechos y protegidos integralmente para su desarrollo en plenitud y en sus familias”, sin embargo, esta, continúa siendo una propuesta, deseo y motivación izada principalmente por World Vision Chile. Si de incidencia pública hablamos, y, deseos por mejorar la sociedad desde abajo, esta ONG ha sabido tocar una tecla muy abandonada por momentos, la niñez. La iniciativa del año 2023 suena bastante coherente, pero, el tema recursos y viabilidad en el tiempo deben ser adyacentes por obligación, de lo contrario, podría volver a naufragar y ahogar sus ideas dado el factor recursos. El fin último no es garantizar derechos en una constitución, sino más bien en el a posteriori construir las formas y efectividad, así, no será un panfleto más en la Constitución y, por consecuencia, todos habremos sido conscientes de una arista más allá de lo jurídico, o sea, una con conciencia social, moral y pública.
Tercero, uno de los pilares fundamentales a partir de un enfoque social, político y religioso desde World Vision Chile es el departamento de Fe y Desarrollo, cuya líder intrínseca es la Mg. Karina Sol Ojeda Nauco; socióloga, analista social y speaker de temáticas religiosas protestantes. Esta, es una carismática y referente en la incidencia pública religiosa de nuestro país, a su vez, propiciadora de que la ONG enunciada alcance niveles inconmensurables de laicidad, tolerancia, incidencia pública e implementación de conciencia social. El trabajo de Fe y Desarrollo de la mano de Ojeda ha realizado avances importantes en materia de religión, fomento del cuidado de la niñez independiente del credo, raza y color, más aún, la propuesta ha logrado tocar las sensibilidades de la actual Convención Constitucional dado el trabajo de World Vision a través de su equipo directivo, comunicacional y social, en esta materia, Karina Ojeda ha sido clave por su trabajo en terreno y, Juan Pablo Venegas, en calidad de gestión estratégica y directiva. Algunos ejemplos de esto pueden ser observados en los siguientes itinerarios sociales: (1) capacitaciones en contexto de emergencia (Sur de Chile), (2) protección a la niñez y adolescencia (Hogar de Niñas La Granja), (3) elaboración y formación educativa a través de talleres de Prevención de Bullying y Suicidio adolescente, entre otros tantos. Nuestro país se encuentra en una profunda crisis institucional, pero, si aún existen ONG con estados financieros de trasparencia y de carácter público, ayuda hacia los damnificados producto de desastres naturales, elaboración de prácticas sociales en la búsqueda por prevenir el abuso sexual (muy recurrente en el último tiempo por parte de algunos lideres religiosos), sin duda, la conciencia ciudadana continuará abrazando alternativas de mejorías para sí, ya que, el Estado gasta y despilfarra recursos en convenios, fundaciones y asesorías sin entender su verdadero rol; cuidar y velar por todos los ciudadanos que han pactado un contrato social al más puro estilo del filósofo Tomas Hobbes, o sea, en libertad, de lo contrario, nuestra columna continuará permeando el espacio público, “World Vision Chile: Una ONG de impacto”.