Estamos a solo 20 días del plebiscito de salida del segundo proceso constitucional y no hay certezas de lo que pueda pasar en los próximos años. La votación estaría muy dividida, lo que puede volver a generar una alta ideologización del país que nos viene afectando fuertemente en los últimos cinco años y que ha imposibilitado avanzar como nación. En el último lustro se perdieron las confianzas, porque se destapó una crisis política, que llegó a afectar lo institucional en octubre de 2019.
De seguir en esta escalada podrían llegar a perderse las legitimidades y la incerteza para poder invertir en un país que es como un barco a la deriva. Estamos en la peor crisis que ha tenido Chile desde hace muchas décadas, obviamente dejando de lado la que provocó el quiebre democrático de nuestro país el 11 de septiembre de 1973. La desconfianza ciudadana está agravada por la crisis política, la crisis de legitimidad. ¿A quién creerle? ¿Quién va a solucionar los reales problemas de la gente?
Esta crisis de desconfianza es gravísima. Por eso es hora de que se vuelva a crecer, pero con certezas, las que no hay, porque hay un cuestionamiento total, porque se han destapado muchas realidades que antes se escondían. Imagínese que quienes prometieron cambiarlo todo terminaron en escándalos como las fundaciones lucrando con miles de millones de pesos de la ciudadanía.
Es difícil restarse a algo que terminó afectando gravemente el bolsillo de cada uno de los ciudadanos, porque para enriquecerse aun más, unos pocos se pusieron de acuerdo y afectaron a otros muchos. Cómo sustraerse al aprovechamiento en algunas reparticiones con el tema de las jubilaciones. ¿En quién confiar? Ojalá todo pueda cambiar, porque el país lo requiere.