El lunes 17 de febrero se cumplen 20 años desde que el Parque Nacional Torres del Paine sufriera uno de los incendios más devastadores de su historia.
Aquel día de 2005, un turista checo, al volcar accidentalmente su cocinilla en un área no habilitada para acampar, desató un incendio forestal que consumió más de 11 mil hectáreas de ecosistemas únicos.
El fuego comenzó en el sector de Laguna Azul, famoso por sus vistas panorámicas hacia las torres graníticas que dan nombre al parque y producto de los fuertes vientos y la vegetación seca característica de la región, el incendio avanzó rápidamente, arrasando con extensas áreas de estepa, matorrales pre andinos y bosques de lengas (Nothofagus pumilio) y ñirres (Nothofagus antarctica).
Este trágico hecho fue recordado el pasado viernes por la Corporación Nacional Forestal (Conaf) en Magallanes y Senapre durante el acto organizado por el Día Nacional de las y los brigadistas que se realizó en la Plaza Muñoz Gamero.
En la ocasión, el director regional de Conaf, Mauricio Ruiz, señaló “hemos aprendido mucho desde aquel acontecimiento y se vio reflejado en nuestros programas de restauración y una serie de medidas administrativas que marcarían nuestra acción’.
No obstante demostrar la fragilidad de los ecosistemas naturales, está tragedia se convirtió en una oportunidad, ya que el gobierno de la República Checa ofreció a través de su embajada en Santiago, apoyo financiero y técnico para mitigar los daños causados por el incendio.
Este compromiso se materializó el 2006 con la firma de un convenio entre Conaf y la República Checa, liderado por expertos como Martin Smola y Josef St?ítecký, quienes impulsaron soluciones innovadoras para la restauración ecológica.
El convenio tuvo una duración inicial de cinco años, hasta finales de 2010, y representó una inversión significativa tanto en infraestructura como en conocimiento técnico. Entre los logros destacados figuran la construcción de tres invernaderos de alta tecnología y una casa administrativa en el Vivero Forestal Dorotea, ubicado a las afueras de Puerto Natales.
Además de la producción masiva de plantas, el convenio incluyó actividades críticas como estudios de geomorfología, análisis de suelos y clima, y la elaboración de un detallado plan técnico de reforestación. Los expertos checos realizaron visitas periódicas para supervisar el progreso y ajustar estrategias según los resultados obtenidos en terreno. Su trabajo sentó las bases para lo que hoy es el Programa de Restauración Ecológica del Parque Nacional Torres del Paine, formalizado en 2012, meses después de haber acontecido otro incendio de mayor magnitud que el de hace 20 años.