
En general estos internos destacan por su buen comportamiento. No generan mayores problemas, aunque según el alcaide (s), Héctor Fuentes Marín, “el 95% de la gente que está privada de libertad hoy en el complejo se encuentra abocada al tema de la reinserción y poder obtener cuanto antes un beneficio”. Además, destacó que la gran mayoría de la población penal trabaja al interior de la cárcel.
Los argentinos que no están privados de libertad se encuentran cumpliendo las penas a las que fueron condenados por algún delito cometido en Chile, bajo el régimen de la remisión condicional de la pena o libertad vigilada. En estos casos ellos están vinculados directamente al Centro de Reinserción Social de Gendarmería.
Amputación
El capitán Fuentes concurrió en la semana al Juzgado de Garantía a defender la solicitud de traslado del interno Raúl Ampuero Miranda, pero el juez Andrés Provoste no dio lugar a la petición.
Los informes lo sindican como alguien conflictivo y que siempre genera problemas. Uno de los últimos episodios fue la amputación del dedo meñique, protesta a la que sumó a otros dos internos. “Esto nos generó una grave alteración al régimen interno del penal. Además, Ampuero amenazó a un funcionario de Gendarmería y, teniendo en cuenta el alto compromiso delictual que él presenta, tuvimos que aislarlo, lo cual nos ha generado bastantes problemas”.
El oficial recordó que la población penal de Punta Arenas no es conflictiva, “y el hecho de tener este tipo de internos nos genera problemas con el resto de la población que está en vías de rehabilitarse”.
La idea del mando de Gendarmería era devolver a Ampuero a su unidad de origen, el complejo de máxima seguridad de Puerto Montt. Pero como está cerca la audiencia de preparación de juicio oral por el homicidio de Demis Cordero, donde Ampuero Miranda, Ortega, Agoni y Maturana aparecen imputados se resolvió, por ahora, mantenerlo en Punta Arenas.