
Sergio Aguilar, administrador del camposanto, recuerda que ese año tuvieron siete servicios. El 2003 la cifra aumentó al doble. El tercer año las cremaciones se elevaron a 47 y así fueron aumentando hasta llegar a 81 el año 2008 y casi un centenar el año que acaba de finalizar, versus las 600 sepultaciones convencionales.
Aguilar reconoce que al principio costó introducir este sistema, en una población de costumbres mayoritariamente conservadoras. “Pero entre el año 2003 y el 2010 podemos decir que esto ha ido en un aumento paulatino”. La reticencia se mantiene en el estrato de los adultos mayores, no así entre la gente menor de 50 años. “En ese segmento todos están aceptando la cremación, por tratarse de un sistema generalmente más económico, cómodo y con muchas ventajas para los usuarios”.
Incluso las empresas funerarias ahora están vendiendo urnas más económicas, ya que por disposiciones sanitarias éstas se destruyen inmediatamente antes de ingresar el cadáver al horno.
Costos
La tarifa para la cremación de una persona está fijada en la Ordenanza General de Derechos Municipales y es de 15 UTM ($ 564.075). Luego la familia debe hacerse cargo del ánfora, las que tienen un costo de 0.7 UTM ($ 26.323); 1.2 UTM ($ 45.126) y 1.8 UTM
($ 67.689).
Los deudos tienen la opción de llevarse las cenizas al domicilio, esparcirlas en alguna parte o dejarlos en una sepultura. De lo contrario pueden adquirir un columbario, que son nichos especialmente diseñados para este propósito.
Los columbarios individuales cuestan siete UTM ($263.235) y 11 UTM el doble ($413.655), todos los cuales tienen la calidad de perpetuos.
El mismo cementerio dispone de una capilla ecuménica para los velatorios, que cuesta 0.3 UTM por día ($11.281). Esto evita el cortejo a pie o en vehículo, porque después del servicio religioso pasa automáticamente al crematorio.
Las estadísticas confirman que en forma paulatina la ciudadanía ha comenzado a ver en la cremación una alternativa buena y aceptable, señala Sergio Aguilar.
Una pregunta muy recurrente es el destino final de la urna. Por eso aclara que las disposiciones de Salud obligan a su destrucción inmediata, no puede tener otro uso. Antes de ingresar el cuerpo al horno crematorio el personal del cementerio lo envuelve en una sábana y lo coloca sobre la bandeja que luego ingresa al sistema de calor. Dependiendo de factores variables este proceso puede durar entre dos horas y media y tres horas.