
Santana agregó que “en un Parque Nacional como éste las personas interactúan con la naturaleza, lo que a veces origina situaciones de peligro ya sea en los senderos, los torrentes de agua o con la fauna. A diferencia de otros lugares, acá no tenemos fauna peligrosa como serpientes venenosas, insectos ponzoñosos o grandes depredadores. Pero sí existen animales que por alguna circunstancia pueden ser peligrosos”.
Explicó que “en el caso particular de los zorros, los visitantes los alimentan para tomarle fotografías, lo que está reñido con la protección de la fauna y se señala expresamente en varios letreros dispuestos en diferentes sitios del Parque. Puede ser que este ataque se relacione con esto, o también con la competencia animal asociada a la defensa de un territorio”.
A modo de recomendación, señaló que “las personas deben mantener una conducta acorde a un Parque Nacional, ser responsables en su interacción con la fauna y recordar que, así como en las ciudades, en la vida silvestre también existen riesgos”.
No obstante, CONAF ya ha tomado medidas para prevenir este tipo de ataques, como intensificar la educación de visitantes a través de la incorporación de más letreros que indiquen no alimentar ni interactuar con la fauna silvestre, con el objetivo de que ésta no ocupe los lugares frecuentados por las personas. Esta indicación se incluirá también en las próximas ediciones de folletería del Parque Nacional Torres del Paine.
Finalmente, Guillermo Santana expresó que “se está evaluando la alternativa de manejar aquéllos ejemplares de fauna que sean detectados por los guardaparques teniendo conductas que se salgan de sus cánones de normal comportamiento para reubicarlos en otros sectores del Parque. Esto es relativamente fácil en casos de carnívoros medianos, como el zorro. Distinto es el caso del puma, que puede desplazarse hasta 30 kilómetros diarios; en ese caso habría que evaluar su traslado a otra unidad del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas”.