
Otra vida perdida en altamar fue la de Carlos Melipillán, de 50 años, quien desempeñaba labores de buzo mariscador del navío Nortwester. Su cuerpo fue subido por los tripulantes de la embarcación al no dar respuesta desde las profundidades. La autopsia realizada por el médico legista local, determinó que Melipillán falleció asfixiado por su propio contenido estomacal.
El Teniente 1º Alejandro Ceballos, capitán de la Capitanía de Puerto de la ciudad, señala que si bien ambos fallecimientos ocurrieron en aguas de su jurisdicción, se escapan de los controles que pueda realizar la autoridad marítima.
Señala el oficial, además, que las principales causas de decesos en aguas de Última Esperanza son la hipotermia y muerte por inmersión, aunque existe directa relación entre ambas muertes, ya que es la hipotermia la que produce la contractura muscular y esto impide que, pese a la experticia de la víctima, pueda nadar o reaccionar de manera apropiada para salvar su vida.
El uniformado comentó, además, que la Armada de Chile realiza una fiscalización anual a todas las embarcaciones, ya sean pesqueras, deportivas y de turismo, revisando el estado del casco, equipamiento e instalaciones de los navíos. Además, se revisa la documentación que autoriza a las tripulaciones a desarrollar sus tareas de buzo, patrón u otras. Agregó Ceballos que se ejecutan fiscalizaciones aleatorias y sorpresivas, para de esta forma poder asegurar el cumplimiento de la norma marítima, en cualquier época del año.
Finalmente, el teniente subrayó: “Toda labor que se realiza en el mar implica un alto riesgo, y muchos accidentes marítimos son evitables, es por esto que se hace un llamado al trabajo y navegación responsable para no engrosar esta lista de tragedias que ya marcan la bitácora local”.