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El trabajo para llegar a la publicación científica de este descubrimiento, comenzó en enero del 2010, cuando unos ocho profesionales del centro regional de ciencias, CEQUA, extrajeron muestras en los fondos marinos del Parque Nacional Bernardo O´Higgins, enmarcado en un proyecto que ejecutaba la fundación. En aquella ocasión se tomaron unos 17 mil ejemplares, identificándose en laboratorio unas 300 especies de los más diversos grupos de animales que habitan en los fondos marinos. Entre los numerosos ejemplares, los investigadores se percataron que un pequeño crustáceo no aparecía en la literatura disponible. Desde ese momento comenzaron los esfuerzos para saber si realmente estaban frente a una especie nueva. Finalmente y luego del trabajo de los zoólogos especialistas en crustáceos, Patricia Esquete (Universidad de Vigo), Roger Bamber (Consultora ARTOO) y Cristian Aldea; el pasado 4 de abril se confirmó, a través de una publicación científica en la revista Zootaxa, que realmente se trataba de una nueva especie, encontrada en Magallanes y que a partir de ahí se sumaba a las cerca de 500 especies que se conocen, de este grupo particular en el mundo. De esta manera queda en evidencia que se trata de una nueva especie para la ciencia, hasta hoy habitante exclusivo de la Región de Magallanes, y cuya existencia no tiene precedente.
El crustáceo es pequeño, no mide más de 2 milímetros. A este tipo de especies se denomina comúnmente como pulga de mar, más pequeños que los chanchitos de mar y no comestible. Su importancia eso sí es trascendental en el ecosistema, ya que funcionan como verdaderos limpiadores de los desechos orgánicos de los fondos marinos.