
El proyecto realizado por el Centro Científico Regional, a través de sus especialistas, consistía en conocer la presencia o ausencia del alga. El gran resultado de las prospecciones es que no se encontró indicios de su aparición en Magallanes, sin embargo se detectó un alga similar, nativa de la región, que no sería un problema para los ríos y lagos. El proyecto también determinó las características físicas, químicas y biológicas presentes en los cuerpos de agua.
Para el investigador Máximo Frangópulos, “la investigación adquiere gran importancia ya que se pudo prospectar alrededor del 85 por ciento de los cuerpos de agua continentales de la región, y establecer una línea base para cada uno de ellos, con información ambiental que hasta ahora no existía, lo que nos da una idea de cuál es la situación de base de los ríos sin didymo. Además la información es valiosa porque será entregada a los organismos públicos que tienen injerencia en la toma de decisiones. Finalmente, todos los datos de esta investigación servirán de base para la segunda etapa del proyecto que comenzará en el mes de octubre y en la cual, aparte de los 52 ríos, se ampliará la red de muestreo a cuerpos de agua de la comuna de Cabo de Hornos y del sector sur oeste de Tierra del Fuego, donde se encuentran los ríos Cóndor y Paralelo, entre otros”.
El didymo es denominado comúnmente como “moco de roca”, por tener un aspecto similar a la lana mojada, tiene una apariencia desagradable, tanto al tacto como visualmente. Prolifera rápidamente en ambiente con bajas concentraciones de nutrientes. Aún no se conoce con certeza si dificulta la vida de otras especies de los ríos y lagos, sin embargo perjudica la estética de los cuerpos de agua que se utilizan para la pesca deportiva.