
Como muchos de ustedes ya habrán notado, durante todo este año he sido objeto de una campaña pública de desprestigio permanente, reiterada y sistemática. Esta campaña se ha enmarcado en una estrategia comunicacional para denostarme y también a mi familia, realizada a través de diversos medios de comunicación radial, televisiva y escrita, además de las redes sociales. Todas las comunicaciones tienen como común denominador, la imputación de hechos falsos, que buscan dañar mi imagen y desviar la atención de mi trabajo parlamentario que es mi mayor preocupación. Dicha estrategia de desprestigio, lamentablemente, ha sido planificada y liderada por el Senador Bianchi. Estas falsedades y mentiras han sobrepasado todo debate político de ideas y se ha centrado en la imputación de hechos falsos e incluso llegando a asignarme la comisión de diversos delitos. Dicha agresión ha afectado no sólo a mi persona sino a mi familia, en especial a mis padres que son adultos mayores y quienes han sido objeto de presentaciones judiciales y mentiras por parte del entorno del Senador.
Como parlamentario ingresé a la actividad política por una profunda vocación de servicio a la gente de mi Región, no estoy en esto por el sueldo, y en ese contexto no puedo seguir soportando que se mienta y se me ataque en forma sistemática y coordinada para afectar mi más importante activo, que es mi honestidad, transparencia y trabajo.
Las falsedades que se han señalado respecto de mi persona son muchas y han generado un enorme daño. Entre las cosas que se han señalado está la presentación de un de recurso de protección donde se me imputaron delitos y abusos en contra de la comunidad, incluyendo el de apremios ilegítimos; se me acusó de vender el voto para obtener la beca Magallanes; se me imputó el delito de apropiación indebida de dinero; se me atribuyeron imputaciones falsas en contra mía donde se me atribuyen negociaciones oscuras para acceder a ciertos cargos; también se ha señalado que yo habría votado a favor de la ley de pesca, en circunstancias que la rechacé; entre muchas otras.
Todos estos hechos me han empujado a presentar una demanda en contra del Senador y su entorno. Respeto profundamente la institucionalidad nacional por lo que será la instancia judicial pertinente, la que resuelva el conflicto entre las partes. Espero no tener que referirme nuevamente a este tema y dejar que sean ahora los Tribunales de Justicia los que determinen la verdad.
Lo más importante es poder trabajar en las cosas concretas, que el Senador haga su pega y yo la mía, que me deje trabajar tranquilo en favor de la Región, sin denunciar hechos falsos, sin mentir y sin tergiversar las cosas. Sólo busco que cesen las mentiras y engaños y pueda seguir aportando con mi trabajo a Magallanes.
Quiero también aclarar que en el evento que los tribunales determinen el pago de una indemnización de perjuicios, todos los recursos, hasta el último centavo, serán donados a las distintas instituciones de beneficencia y del voluntariado de nuestra Región de Magallanes, tales como el Hogar de Cristo, el hogar San Vicente de Paul, a las Jornadas de Magallanes, AGACI, las damas de rojo, las damas de verde, Cavirata y otras organizaciones. Yo no busco lucro en esta acción, sino que se sancione efectivamente y se pague un daño que debe cuantificarse por parte de la Justicia.
Lamento haber tenido que llegar a estas instancias, pero me he visto obligado a ello como una forma de aclarar a la comunidad las mentiras que se han dicho respecto de mi persona. Aquí no se busca desaforar a nadie como ha señalado el senador quizás por desconocimiento, solo espero que este clima de descalificaciones termine y sea reemplazado por el trabajo verdadero a favor de Magallanes.