Proyecto rodoviario resurge ante necesidades del Mercado Municipal

General
25/02/2013 a las 07:50
Una ciudad como Punta Arenas -y cualquiera que se precie de importante- no puede seguir ignorando la falta de un rodoviario. “No es simple capricho, es una necesidad” decía hace un par de meses un otrora concejal de Punta Arenas, en referencia a la falta de un rodoviario en la comuna.
El sólo término nos conduce inmediatamente a revisar la larga lista de proyectos pendientes que tiene nuestra capital regional y a desviar la mirada al “elefante blanco” que se debate entre el silencio y la inoperancia en Puerto Natales.
Durante la semana sorprendió la opinión de algunos locatarios del Mercado Municipal, quienes aseguraron que la demanda está lejos del esplendor que pudiera pensarse considerando los cerca de 600 mil turistas que llegan anualmente a Punta Arenas por las tres vías (aérea, marítima y terrestre). Los comerciantes adujeron, entre otras razones, la falta de estacionamientos que restringe la llegada de buses y el desconocimiento sobre la existencia y ubicación de este establecimiento.
No pasaron más de 24 horas cuando sus futuros vecinos del Centro Artesanal, actualmente viviendo sus últimos días en la Plaza de Armas Benjamín Muñoz Gamero, manifestaron sus aprensiones acerca de la conveniencia de tomar sus camas y petacas y partir hacia el recinto ubicado en el sector costanera, entre Avenida Independencia y calle Boliviana.
Las dudas están instaladas. ¿El argumento?: lo alejado de la principal área turística (la plaza y el monumento) y, nuevamente, la carencia de estacionamientos en las instalaciones, ubicadas, en rigor, a poco más de tres cuadras del mencionado punto neurálgico.
La inquietud es válida, el problema real. El tema, dijo el mismo ex concejal, es que ni el Mercado ni el Centro Artesanal tienen al “Indio de la Plaza”. Y ante eso, lo único posible será -más allá de entregar instalaciones dignas- dotar de las herramientas para promocionar estos espacios.
El terminal de buses
El proyecto de terminal de buses se viene debatiendo durante años, por no decir décadas. La factibilidad de construirlo en terrenos del Muelle Arturo Prat, justamente frente a las mencionadas instalaciones de gastronomía, venta y artesanía fue vagamente abordado en algún momento. Más “formal” fue la intención de construirlo en el recinto de la Zona Franca, como parte del proyecto de la concesionaria (espinudo cuento aparte).
También pudo considerarse el bandejón central adyacente, en Avenida Independencia, destinado a estacionamiento municipal.
La utilización de cualquiera de estos dos sectores habría permitido una conexión importante entre el transporte marítimo (cruceros) y el movimiento terrestre, generando una oferta importante con los servicios de gastronomía, venta de artesanías, tiendas de souvenirs, informaciones, agencias de viajes y todo lo que se mueve en torno al turismo. Una verdadera central turística que permitiera concentrar actividades, aprovechando espacios y generando nuevas posibilidades comerciales.
Todas ideas, intenciones en algún momento, porque lo real tiene que ver con un tema de factibilidad, de plan regulador, de zonificación y uso de suelo. Y en esto hay que hacer de inmediato un alcance: se trata de un área compleja desde el punto de vista de tráfico vehicular.
Seguro lo anterior es sólo una ínfima parte de las exigencias, prefactibilidades y estudios, pero lo innegable es que una ciudad como Punta Arenas -y cualquiera que se precie de importante- no puede seguir ignorando la falta de un rodoviario. Porque si el tema sale a colación hoy a raíz de este centro, su necesidad parece imperiosa, considerando que de las 10 empresas de transportes de pasajeros que operan en Punta Arenas con viajes intercomunales, interprovinciales e internacionales, sólo tres cuentan con espacios exclusivos para la atención de pasajeros y zonas para la recepción de buses. El resto debe estacionar sus máquinas frente a sus agencias, con todas las carencias que aquello conlleva en materia de seguridad para las personas y con los conflictos que genera en materia de tránsito vehicular.
Hoy prácticamente en todas las capitales regionales del país existe un terminal de buses, algunos de carácter público, que facilitan el acceso a todos los usuarios interesados; otros de carácter privado, con las consiguientes restricciones para el ingreso de nuevos operadores.
La salida de la plaza
El concejal José Aguilante (DC) ha sido uno de los defensores a ultranza de las obras destinadas a comerciantes y artesanos, como también a la necesidad de descongestionar la Plaza de Armas.
Respecto de los temores por la poca afluencia que pueda tener el recinto en la zona centro-sur de Punta Arenas, el edil dice que lo primero es brindar a los artesanos las comodidades necesarias para que puedan desempeñar su labor, tal como ocurre hoy con la gente del Mercado Municipal. Lo segundo, “es que el alcalde (Emilio Boccazzi) ha asegurado la búsqueda de mecanismos de difusión necesarios para poder garantizar la llegada de turistas al recinto. Creo que eso es posible de lograr”.
Una búsqueda que no debe ser exclusiva labor del jefe comunal. La responsabilidad también recae en los propios locatarios y en quienes deben promover el turismo.
Tanto Aguilante como su colega Vicente Karelovic (RN), y el ex concejal José Saldivia (DC), fueron reiterativos durante la anterior administración municipal en cuanto a la conveniencia de erradicar a los artesanos desde la Plaza de Armas Benjamín Muñoz Gamero.
La llegada de estas personas hasta las barbas mismas del monumento comenzó tímidamente hace más de una década y se consolidó a fines de 2009 cuando el entonces alcalde Vladimiro Mimica validó su funcionamiento con la entrega de los carritos (en comodato) de exhibición y venta de productos.
“Me parece que es una muy buena noticia. Estábamos esperando que se tomara una decisión respecto de este tema que es tan sensible, y que tiene que ver con armonizar los intereses legítimos del derecho laboral de los artesanos con el bien común, con poder recuperar la plaza y su entorno, de tal manera de que se pueda despejar de estos puestos, que yo, en lo particular, opino que no son compatibles o no armonizan con el valor histórico, social y urbanístico que tiene la Plaza de Armas”, señaló Aguilante durante la semana, luego que el alcalde Emilio Boccazzi confirmara el traslado de los artesanos al recinto que se ubica al costado del Mercado Municipal.
Ya como como concejal, hace un par de años, el propio Boccazzi había planteado la necesidad de contar con infraestructura que pudiera albergar a artesanos, horticultores y gente de la pequeña empresa. “La gente tiene que tener un lugar cómodo, digno donde poder mostrar sus productos”, dijo durante un recorrido y encuentro con los vendedores de flores del 1 de noviembre de 2011 en el bandejón central de Avenida Bulnes.
Y si bien hoy la decisión no deja contentos a todos, si hay coincidencia respecto de que la medida servirá además para separar las aguas entre los artesanos (son alrededor de 24) y quienes llegan a “revender” productos de locales establecidos, una situación lateral dentro del escenario, pero que reviste importancia prioritaria para quienes con sus manos son capaces de crear, preservar y divulgar parte de nuestro patrimonio.

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