50 años creando y pintando la vida

General
09/03/2013 a las 09:18
“Aunque inclasificable, Eduardo Cartes, es un artista con indiscutida personalidad pictórica, de gran calidad expresiva, en donde la luz y el color armonizan dando singularidad distintiva a sus creaciones. Ello, hace de él, por la fuerza de su inspiración y el vigor de la interpretación un auténtico pintor de la Patagonia”, dice Mateo Martinic, Premio Nacional de Historia. Cada rincón de la casa de Eduardo Cartes Palacios, de 68 años, es una invitación infinita a entrar al mundo de las sensaciones. No importa si no sabes nada de plástica o arte, la intuición te asegura que ahí todo es creación. Un lugar en que también los objetos son rescatados de sus funciones tradicionales. Así, colgando de las paredes unos serruchos amarillos, serpenteados en rojos carmesí abren el apetito de la imaginación; en otro muro, dos palas parecen arcoíris cortando el cielo. En el suelo, izquierda y derecha cuadros, unos sobre otros, de todos los tamaños, con nombre, historia y momento… cada creación deja a la mirada hipnotizada, persiguiendo rutas y caminos invisibles llenos de color.
“Trato de rescatar cosas, cosas abandonadas y darles un glamur… esas palas que están ahí –apunta-, son instrumentos rústicos, brutos, y que yo le doy una connotación femenina, ¿por qué no puede ser femenina la pala? La mujer es quien apechuga”, pregunta y se ríe, bajo el manantial de un vozarrón áspero y metálico.
Eduardo Cartes es un hombre indefinible, igual que su obra. “Son cincuenta años haciendo arte, pintando… comencé en Tomé”, adelanta.
-¿Y cómo defines
tu obra?
Cartes queda en silencio. Extiende los hombros y apunta a los cuadros desparramados por la casa de dos pisos, ubicada en la parte más alta de Waldo Seguel.
“Ahí está la obra… ¿qué ves?”, inquiere como si agarrará un pincel que salpica oraciones traviesas y muestra un folleto que tiene las opiniones del poeta Christian Formoso y Mateo Martinic.
Luego saca una pizza y abre una botella de vino tinto “Bodega Uno”: “Sírvase”, invita.
El vate regional, galardoneado por la Fundación Pablo Neruda y profesor de la escuela de Massachusetts, Christian Formoso apunta: “Usted está, en mi humilde opinión, dentro de los primeros. Y he comentado su obra, y hay gran diversidad de pareceres y desacuerdos al respecto. Y me quedo con eso que Óscar Wilde advertía de una obra de arte, que aquellos desacuerdos reflejan que la obra es nueva, compleja y vital; y que reflejan también que el artista está de acuerdo consigo mismo”.
Mientras que el Premio Nacional de Historia precisa: “Aunque inclasificable, Eduardo Cartes, es un artista con indiscutida personalidad pictórica, de gran calidad expresiva, en donde la luz y el color armonizan dando singularidad distintiva a sus creaciones. Ello, así lo vemos, hace de él, por la fuerza de su inspiración y el vigor de la interpretación un auténtico pintor de la Patagonia”.
Por la ventana entra de sopetón el Estrecho de Magallanes: “En todos estos años es primera vez que mi taller tiene una ventana grande que veo el mar”, dice.
Cartes no mide más de un metro sesenta, tienes cejas gruesas. Todos los días sube y baja Waldo Seguel.
Uno sabe que está en su casa porque el portón de madera lo tiene pintado con colores que sin importar las condicones del clima hacen primavera. La fachada entusiasma a unos turistas que se toman fotos.
“Comencé a pintar de niño, la gente nos daba monedas, era entretenido... yo era bueno para el dibujo. A los 19 años me fui a Santiago”, cuenta de sus inicios.
Ahí pintó miles de cuadritos chinos, todos con esmalte... “fue una escuela, estuve en la Católica, llegaban algunos con sus carpetas y se sentían estrellas... el año 1974 llegué a Punta Arenas”, relata desordenado como si estuviera pintando la vida.
Y luego empieza a precisar: “El 25 de enero de 1963, entré a trabajar a un taller… hice mucha artesanía china, eran unos cuadritos con relieve, en terciado… hacía paisajes y monitos, los pintaba con esmalte… ahí aprendí la rapidez”.
Y se queda mirando por la ventana: “Son cincuenta años de carrera...”.
La primera exposición la hizo en Zona Fanca, el año 2000. “Llegaron cinco personas, y una vino de Santiago, especialmente a verla, eso me llenó de orgullo”, señala.
Dos años después exponía sus cuadros en Avenida Colón con Bories, llegaron entonces 23 personas.
Desde entonces ya van más de 34 exposiciones, en el Congreso, en el Casino Dreams... en varias ciudades, en muchas de Argentina.
-¿Cuánto te han pagado por un cuadro?
“Mi obra más cara la dejé a consignación, la vendieron en más de mil dólares, pero a mí me pagaron 120 mil pesos y de eso me descontaron la comisión”, recuerda.
Pero no se queja, hace poco un australiano le compró “El Mosaico Americano” en mil 500 dólares, en la exposición que realizó en el Dreams para celebrar los cincuenta años de su vida artística.
“Cada cuadro tiene su historia, momento, inspiración... van saliendo y muchos los he donado, por ejemplo al Británico para bingos y otros eventos”, dice y se pone serio, confiesa que le gusta hacer clases, aprendió mucho en el colegio y muestra sus galardones.
Eduardo Cartes Palacios asegura que está pronto a dejar Punta Arenas: “No debo ni me deben nada, tengo un ciclo cumplido y me voy…”, precisa.
No hay fecha exacta, tampoco apuro, pero ya las maletas están a medio hacer.
“Me despido, mi último sentido acá estaba en las clases que hacía en el Británico. Ahora me voy, muchos me dicen que me va a ir mejor en otro lado. No sé. Voy a empezar de nuevo, con 69 años, y con mucha experiencia en Valparaíso”, dice tajante, conteniendo la emoción y criticando que “Magallanes es una región de muchas despedidas y pocas bienvenidas”.
Pero antes tiene pendiente varias exposiciones en Puerto Williams, Puerto Montt y Buenos Aires. La siguiente es una vista a la casa del maestro Cartes y una aproximación a su obra, que él mismo suele llamar “relamida”.
“Me voy, pero la obra se queda, en todos los que la disfrutaron, apreciaron... aprendí mucho en Punta Arenas, acá trabajé de publicista y poco a poco la gente fue conociendo mi obra, hice muchas escenografías en el colegio para montar distintas obras... no sé, estoy agradecido”, señala, levanta una copa y pide un último salud por Punta Arenas, “mi ciudad”.

PUBLICIDAD

Pingüino Multimedia entrega este espacio a su público para la expresión personal de opiniones y comentarios apelando al respeto entre unos y otros desligandose por completo por el contenido de cualquier comentario emitido.

Comentarios


comments powered by Disqus
Más noticias
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD