Un día del mes de diciembre, en horas de la tarde, la víctima C.R.A.E., joyero, a petición de un amigo se reunió en un céntrico café con dos personas, que posteriormente resultaron ser Juan Castillo y Manuel Sánchez, quienes le iban a vender joyas de oro.
Una vez que los imputados le mostraron la “mercadería”, y la víctima pudo comprobar que efectivamente correspondía a joyas de oro, le entregó las mismas a Manuel Sánchez para que las guardara en una caja. En ese momento el imputado Juan Pablo Castillo se dedicó a distraer al afectado, para que su amigo, en vez de guardar las joyas, aprovechara de realizar una maniobra engañosa y sagaz, consistente en botar la caja al suelo, mientras el otro imputado distraía a la víctima. En ese momento, Sánchez cambió la caja y entregó a la víctima otra caja haciendo creer al afectado que era la misma.
El ingenuo comerciante, creyendo que eran joyas de oro pagó a ambos sujetos la suma de $600.000 en dinero efectivo y luego se retiró del lugar de encuentro.
Recién cuando llegó a su local pudo percatarse de que las joyas de la caja eran falsas y totalmente distintas a las exhibidas en el café. La víctima los salió a buscar pero al alcanzarlos Castillo Terra extrajo un cortaplumas con el cual lo intimidó, optando el afectado por dejarlos huir con su dinero.