Las “tricampeonas” de las Olimpiadas de Actualidad saben con detalle lo que pasa en Siria, dan cátedra de la desaceleración de la economía, conocen la historia de cada candidato, a la presidencia, al senado…Están -como se dice-, al día. ¿Cuál es la receta? –pregunto.
“Mucho esfuerzo, estudiar harto, leer… Leer”, dicen todas, casi al mismo tiempo, relajadas, confiadas. La profesora no disimula el orgullo. Ganaron a la adversidad, a todos los establecimientos educacionales y por tercera vez ubicaron de manera indiscutida al Instituto Sagrada Familia, Insafa, en la cúspide del éxito.
El grupo nació de repente. Una compañera conversó con otra… Y varias presentaron la propuesta a un profesor de historia que ya no está en el Insafa, y también a la docente de enseñanza media, Paola Cárdenas, quien finalmente se hizo cargo de la inquietud de las alumnas. En cuatro años, se hicieron adictas a las noticias y ya tienen un método que les ha dado resultado.
“Para prepararnos elegimos el diario por sobre otros medios, ahí la información es más completa, hay más temas, detalles…”, explica Carla Uribe, de 17 años, una de las más antiguas del equipo.
“Algunas leen el Diario El Pingüino, otras La Prensa Austral”, interviene Javiera Salas, de 15 años.
“Así vamos comentando las noticias, preguntándonos… La pasamos bien”, replica Cristina Cid, de 16 años.
Leen tanto los diarios que además descubren los errores, mientras uno habla de Juan Pérez; otro lo llama Jorge Pérez: “A veces estamos confundidas y no sabemos a quién creerle, por suerte no ocurre muy seguido”, comenta Carla. El resto se ríe. Todas asienten al mismo tiempo…
“Qué decir de la ortografía y la redacción”, se escucha por ahí, como brisa de otoño. “Un día leí -no recuerda en cuál de los dos diarios de la zona- que ganó Chipi Austral. Estábamos en medio del torneo y preguntan por el equipo, y Don Bosco dice Chile Austral, por suerte no nos tocó a nosotras, si no hubiéramos perdido, iba a decir Chipi”, confiesa Javiera.
A diferencia de los años anteriores, la preparación para el torneo fue más lenta, porque la mayoría del equipo, además participa del Centro de Alumnas y justo en la fecha de la competencia les tocó preparar y organizar las actividades de los 109 años de vida del Instituto.
“El tiempo de lectura no fue mucho, pero se notó el trabajo y demostraron que se la pueden”, dice orgullosa la profesora Paola Cárdenas.
-¿Son mateas?
“Imagínate que a fin de año, cuando premian a las mejores alumnas, ellas siempre salen por sus cursos… Son muy trabajadoras, responsables, disciplinadas”, va desgranando virtudes la docente.
“Al principio éramos las mateas, las nerds, los bichos raros que hablaban de política, economía… Pero siento que hoy día, después de tres años, nos ganamos el respeto de nuestras compañeras y todas están preocupadas de cómo vamos, los avances…”, explica Carla Uribe.
Todas aprueban al unísono con la cabeza y cada una, a su manera detalla el tiempo que dedican, lo que resta a las fiestas, a ver televisión... De todas, sólo una tiene pololo, y él las acompaña en el estudio, explican.
Hoy día quieren traer un triunfo a la región. Están confiadas, tienen experiencia en los torneos y saben cómo controlar los nervios que aparecen y obstaculizan, quitando puntos a la meta: “Quien persevera al final la consigue”, murmura Cristina Cid.
En el mes de octubre enfrentarán en el interregional al colegio que salga triunfador en Santiago. Ese encuentro, lo jugarán de local. De ahí a enfrentar a los ganadores de otros interregionales… Y si todo sale bien, la corona podría quedarse en Magallanes.
Están optimistas. “Ya van tres veces que representamos a la región y nunca una autoridad –que no sea educativa- nos ha saludado siquiera. Parece que representar a la región con temas de estudio no es tan importante”, reclaman.
“Nos hemos dado cuenta de lo importante que es leer, saber qué pasa en el mundo, la región… Cómo una noticia tiene sus antecedentes…”, dice Camila Vásquez.
“Claro, lo de Siria no es de ahora… lleva tiempo…”, interrumpe Carla Uribe.
“Igual que muchos paros… que tienen su historias y motivos antiguos”, dice Constanza Villegas.
Al final, después de tomar la foto una advierte: “Esperamos que no salga la nota con faltas de ortografía”. Todas ríen… En el diario también, más tarde, disculpando de antemano cualquier involuntario error (porque siempre aparecen, así: de la nada).