Con varias condenas por el mismo delito, aunque todas prescritas, ayer comenzó a enfrentar nuevamente la justicia Luis Francisco Concha Peña, acusado por la fiscalía de Punta Arenas de provocar un aborto a una joven mujer en octubre del año pasado, delito por el cual el fiscal Fernando Dobson pide que esta persona sea condenada a cinco años de presidio.
Una postura completamente distinta tiene Leonardo Vallejos, abogado defensor del acusado, quien durante los alegatos de apertura solicitó la absolución de su representado y, de paso, recomendó a Concha no declarar al comenzar el juicio, algo que podría suceder antes de concluir el proceso judicial, previsto para esta mañana, alrededor de las 11 horas.
Aborto
La investigación, encargada a la PDI, estableció que en octubre del año 2012, Concha Peña fue contactado por Pamela Levicoy Levihuán, quien le pidió que le interrumpiera un embarazo de 17 semanas de gestación. Oficio del que tenía conocimiento, según lo comentó al colectivero Johan Riquelme, quien ayer declaró en el juicio oral y compartió a los jueces las conversaciones que sostuvo con Concha, las veces que éste se subió a su colectivo. Es más, confesó que le causó tanta molestia escuchar que practicaba abortos que lo indagó durante cinco meses. Después, cuando reunió cierta información, decidió denunciarlo a la PDI y entregar a los detectives la información que había recopilado.
Según el fiscal, atendido por sus conocimientos de enfermería, Concha cobró por la realización de las maniobras abortivas, “que se ejecutaron a modo de sesiones los días 28, 29 y 30 de octubre de 2012, ocasiones en que Concha Peña se juntó con Pamela Levicoy al interior de una cabaña que arrendaron para tal efecto, ubicada en calle Paraguaya N°340, y le suministró inyecciones de primolut. Asimismo introdujo sondas e instrumental vía útero a fin de provocar su dilatación y caída del feto, de manera que ya el domingo 30 de octubre la imputada Pamela Levicoy botó la placenta, se produjo abundante sangrado, debiendo ser internada en el hospital clínico verificándose la muerte del feto días después, a consecuencia de las mismas maniobras abortivas causadas por el imputado”.
Importante para las pretensiones del fiscal fue la declaración que entregaron los dueños de la cabaña, dando cuenta del arriendo previo por parte del acusado y las entradas y salidas de ambos.
Pese a que Concha registra condenas anteriores (pero están prescritas porque pasaron más de cinco años), el fiscal no las presentó como reincidencia para invocarlas como agravante. Pero sí la de cometer el delito apoyado en sus conocimientos médicos.
Colectivero lo denunció
Riquelme, el testigo que declaró ayer, dijo que siempre le llamó la atención lo elegante que vestía Concha y que siempre anduviera con un maletín.
Varias veces lo tomó como pasajero y en una de esas ocasiones, después de ganarse su confianza, Concha le reveló que practicaba abortos, que utilizaba inyecciones y que años atrás estuvo preso por lo mismo.
Luego Riquelme le inventó que tenía una polola embarazada, “y por 90 mil pesos me ofreció hacerle un aborto”. Después de eso lo indagó más en profundidad y el 12 de julio de 2010 lo denunció, argumentando que lo hizo “por ética”, pensando en las mujeres que no pueden tener un bebé.