Este profesional, de 35 años, ex estudiante del Liceo Industrial, pasó por la universidad, fue técnico formador, asistente en varios clubes nacionales, decidiendo en 2012 preparar maletas y viajar hasta Ecuador. El hoy ex técnico del Espoli, logró salvar al club del descenso, y una figuración que lo acerca a tierras cafeteras. A quienes no gustan del fútbol les cuesta entender cuál es el atractivo que despierta un deporte donde 22 personas corren tras una pelota. ¿No sería más fácil entregarle una a cada uno?, dice, creo que medio en broma, un amigo.
Sin embargo, este deporte, el más hermoso del mundo, es pasión de multitudes. Y aquel balón, el centro de atención, como el mundo, que gira sin pausas. Es que el fútbol despierta sueños, como el que tuvo algún día un niño magallánico de nombre Reinerio Márquez Vicencio.
Seguro, al igual que muchos, un día llegó con una bolsita hasta una cancha, sacando sus zapatitos de fútbol que con mucho esfuerzo le debe haber comprado papá o mamá. Aquella primera vez que corrió tras el balón, aquellos primeros pasos, fueron el inicio de una historia que continúa escribiéndose.
Márquez, nacido en Punta Arenas y estudiante del Liceo Industrial Armando Quezada Acharán, es hoy técnico de fútbol. Luego de estudiar kinesiología y educación, y titularse como iniciador de fútbol y entrenador profesional en Santiago, y laboral en cadetes y como asistente en Deportes La Serena, Colo Colo y Santiago Morning, entre otros, salió al extranjero en busca de cumplir su sueño definitivo: ser técnico de un primer equipo.
Tras ser asistente en los clubes Técnico Universitario de Ambato e Imbabura, en Ecuador, este año se convirtió en entrenador del primer equipo y jefe de formativos del Club Espoli, de la Primera B del fútbol profesional ecuatoriano.
Hace unos días finalizó el torneo de ese país, y Reinerio Márquez logró salvar a un club que al momento de asumir tenía prácticamente sentenciado el descenso. Y aquello no fue todo, el técnico magallánico, con un equipo sin extranjeros, de ajustada plantilla, logró derrotar al campeón, al segundo y al tercero.
Sin embargo, Márquez no renovó. Su desafío próximo es ir a Colombia, donde mantiene adelantadaS conversaciones con varios clubes de primera división. Su fútbol de 4-3-3 resulta atractivo, tanto como la intensidad que busca tengan sus jugadores.
Ad portas de este nuevo proyecto, Reinerio habla de lo maravilloso que es Colombia, del poder reencontrarse allí con su familia y se muestra agradecido de quienes lo acompañaron en su camino deportivo y creyeron en su persona.
Sabe que no defraudará, sabe que aquel pequeño que hizo del balón su amigo inseparable seguirá fiel a ese amor llamado fútbol. Es que el fútbol es eso, maravilloso, inexplicable, la vida misma.