
Como resultado, los perros fijaban la mirada durante mucho más tiempo cuando se trataba de personas familiares, lo que significaría que los perros pueden identificar características faciales en las fotos y reconocer las ya conocidas, tal como lo hacen los humanos. Además, los perros se quedaban aun más largo rato mirando la pantalla cuando se trataba de imágenes de perros, sin importar si los conocían o no.
Aunque es bien sabido que el contacto visual es una parte importante de la comunicación entre perros y humanos, ningún estudio había investigado la capacidad de los perros para reconocer rostros mediante el seguimiento de movimiento de los ojos.
En el estudio algunas partes de las imágenes fueron presentadas en forma invertida, boca abajo. Los perros vieron las caras verticales durante la misma cantidad de tiempo que las caras invertidas, pero miraban más en el área de los ojos de las caras verticales, al igual que lo hacen los humanos. Se sabe que el cerebro humano procesa las imágenes al revés en una manera diferente que las imágenes faciales verticales.
En 2010
El que los perros identifiquen a sus amos por el rostro se conoció en 2010. Antes se pensaba que era por el olor o la voz.
De acuerdo con la investigación publicada en octubre de dicho año por la revista Animal Behaviour y recogida por diario El Mundo, la mascota sindicada como “el mejor amigo del hombre” puede reconocer la cara de su amo entre una multitud, por ello, cuando la persona se cubre el rostro, el animal le presta menos atención.
Para llegar a esta conclusión, los especialistas ubicaron a un perro dentro de una habitación desocupada e hicieron ingresar en forma alternada al dueño y a un desconocido, quienes debían recorrer la pieza varias veces y en direcciones contrarias. De esta manera, sería posible medir que tanta atención prestaba el can a cada uno.
Es así como notaron que el perro seguía a su propietario y se quedaba parado en la puerta cuando éste salía.
Luego de esta prueba, las 2 personas -el amo y el desconocido- debieron cubrir sus caras. Durante ese experimento los perros pusieron mucha menos atención a sus dueños.