Hombre de 40 años fue encontrado deambulando, sin recordar cómo ni quién le clavó el arma en su cabeza. Que un hombre llegue al servicio de urgencias de un hospital para zafarse de una tuerca o de un tubo ya parecía algo bizarro. Pero que el auxilio sea por un destornillador alojado en su pene o un machete en su cabeza, parecen historias sacadas de un libro del Marqués de Sade o del más distorsionado libreto de Quentin Tarantino.
Esta semana se conoció la noticia acerca de un hombre que llegó al hospital de Baurú, en Sao Paulo, Brasil, con un cuchillo hundido 10 centímetros en su cabeza. De cómo ocurrió tal locura, no existe claridad ya que la propia víctima aseguró a la policía no recordar qué le pasó.
El paciente llegó consciente al centro asistencial, al punto que prestó declaraciones con el arma en su cabeza, la misma que minutos después le fue retirada con éxito.
Las versiones policiales indicaron que en su primera declaración el hombre incurrió en ciertas contradicciones y llegó a insinuar que él mismo se había clavado el cuchillo en un supuesto intento de suicidio, aunque dijo que no recordaba bien qué había sucedido.
El hombre de 40 años fue encontrado en medio de la calle, caminando normalmente y pidiendo socorro.