Una de las heridas llegó al lado del corazón de la víctima Mariano Villagrán Mella, y pudo costarle la vida. Eran amigos de la infancia, sin embargo, el licor les jugó una mala pasada y uno de ellos terminó agónico en el hospital y el otro ahora encarcelado.
La historia policial de este caso se remonta al 30 de junio del año 2012, cuando José Maldonado Pérez le dio tres puñaladas a su amigo Mariano Villagrán Mella, una de las cuales le llegó al lado del corazón.
Según las pruebas que presentó el fiscal Eugenio Campos, a los jueces del Tribunal Oral en lo Penal les quedó claro que ese día, a las 14.00 horas, encontrándose Villagrán en su casa, en calle Francisco Antonio Pinto, acompañado de varias personas, entre ellas su amigo Maldonado, a raíz de la ingesta de alcohol en un momento se suscitó una discusión y José Maldonado no encontró nada mejor que terminar la disputa tomando un cuchillo tipo carnicero y le dio una certera estocada a su amigo y dueño de casa, además de provocarle diversos cortes en la zona torácica y abdominal, tras lo cual se fue del lugar.
La postura del abogado defensor en el juicio, Guillermo Ibacache, fue que su cliente nunca negó que le haya provocado las lesiones a Mariano Villagrán, pero sí dejó en claro que fue “en legítima defensa por la agresión que la precedió”. Además que solamente se conoció la versión de Maldonado porque los testigos presenciales no llegaron al juicio. Ibacache dijo que quien agredió primero a Maldonado fue su amigo Villagrán, “de tal suerte que están probados todos los elementos de la legítima defensa”.
El acusado declaró en el juicio y contó que esa tarde estuvieron bebiendo alcohol desde las ocho de la mañana con Villagrán. Y alrededor de las dos de la tarde comenzaron a discutir porque Villagrán se creía el dueño de casa y le dio dos bofetadas, luego él le pegó y Mariano cayó al suelo. Le dijo que se calmara, pero que Mariano le tiró una puñalada. Le agarró la mano, forcejearon. Él le dio una puñalada en defensa propia.
Para los magistrados el relato del acusado les pareció poco creíble “a la luz de los antecedentes develados en el transcurso del juicio”.
Finalmente, los magistrados Jovita Soto, José Flores Vásquez y Fabio Jordán dictaron veredicto condenatorio y sentenciaron al acusado a cumplir una pena de tres años y un día de presidio, sin beneficios.