
En este contexto, “The Economist” señala que “El período previo a la instalación ha sido más difícil. Perder una subsecretaría en vísperas de asumir el cargo puede ser considerado como una desgracia, pero perder cuatro se parece a un descuido sistemático”. Continúa manifestando que “El equipo no hizo una revisión a sus candidatos adecuadamente, o lo hizo y ella llegó a la conclusión de que sus faltas del pasado y las historias personales no tenían importancia. De cualquier manera, no se ve bien”.
“Después de cuatro años en la oposición y con el contundente apoyo popular a Bachelet, se supone que debía regresar renovada y revitalizada. Incluso se cambió de nombre: ahora es la Nueva Mayoría, que se ha ampliado para incluir más partes. Pero después de las travesuras de las últimas semanas, los chilenos pueden ser perdonados por pensar que sigue siendo la misma vieja Concertación”, señala el análisis.
“El retorno de la reina” agrega que esta coalición política, ahora oficialista, espera que la situación se calme, debido al amplio apoyo que tiene Bachelet tanto en el Senado como en la Cámara Baja, escenario diferente al que enfrentó Sebastián Piñera. “Pero la Nueva Mayoría es una iglesia amplia. Incluye demócratas cristianos moderados en un extremo de su espectro y comunistas en el otro”.