Ni carbón ni megarrepresas por Sara Larraín

General
12/05/2009 a las 08:21
En el afán de formular nuevos discursos para legitimar lo mismo, el sector eléctrico apela hoy a una supuesta ‘preocupación’ por el cambio climático, para posicionar así el dogma de que el desarrollo hidroeléctrico sería, como se postuló en la década pasada, “la solución” al aumento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en Chile.
En efecto, de 1984 a la fecha, nuestro país pasó de 1,8 toneladas de CO2 per cápita a 4 toneladas, lo que significa un aumento de 190% en las emisiones. Chile es el segundo del mundo (luego de China) en aumento de este catalizador del calentamiento global y duplica el promedio de América Latina. El sector energético es responsable del 92% de dichas emisiones y, sin embargo, hoy se evalúa la construcción de 3.720 megawatts (MW) en termoeléctricas a carbón.
Los chilenos nos damos cuenta de la distorsión en las prioridades del empresariado. Por ejemplo, la Sociedad Minera Isla Riesco, controlada por los grupos Copec (del grupo Angelini, dueños de Celco) y Ultramar, pretende explotar reservas de carbón en la isla Riesco y se ha permitido hablar de la “sustentabilidad ambiental” de su proyecto.
Pero, por otra parte, aun cuando las megarrepresas –la otra opción que ofertan las eléctricas- emiten menos carbono, aportan otros gases de efecto invernadero como el metano, sobre todo donde se inunda vegetación y bosques. Al incluir las emisiones del siclo de vida completo de las megarrepresas y la grave vulnerabilidad tras la degradación de cuencas, aguas arriba y abajo, se acrecienta la dificulta de adaptación humana al cambio climático.
Entonces, si Chile cede a la nueva tentación de concentrarse en la hidroelectricidad y olvida el imperativo de la diversificación de fuentes (mediante el desarrollo de las Energías Renovables No Convencionales –solar, eólica, geotermia, etc.- y la eficiencia energética), generaría escenarios de mayor riesgo, dada la prevista reducción de lluvias y almacenamiento nival, el alza de temperaturas y la reducción de recursos hídricos. El sector energético no es el único ni el mayor catalizador del cambio climático en América Latina, sino la deforestación y el cambio de uso de suelo. Por ello, la visión estratégica demanda la inclusión de todos los aspectos del desarrollo: planificación urbana, ordenamiento territorial, usos hídricos, cambio de patrones agrícola, entre otros.

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