
Expresiones de júbilo y llanto se vieron ayer cuando tres de las cuatro personas que, desde noviembre del año pasado, estaban presas por tráfico de drogas pudieron recuperar la libertad gracias a que el juez Juan Villa les concedió el beneficio de la remisión condicional de la pena.
Ayer se entregó la sentencia, donde los acusados Karina Paz Muñoz Paredes, de 34 años; Viviana Gallardo Barría, de 20; y Osvaldo Miranda Gamín, de 27; fueron condenados a cuatro años de cárcel. Y un cuarto, Jorge Quezada Alarcón, alias “El Negro”, quien por registrar antecedentes por robo con violencia deberá purgar con cárcel efectiva los cinco años que recibió por traficar drogas.
El cuarteto fue detenido por la Brigada Antinarcóticos de la Policía de Investigaciones (PDI), tras ser identificados como los autores de la venta de dos kilos de marihuana paraguaya prensada, para elaborar seis mil dosis y 42 gramos de clorhidrato de cocaína. La venta de ambas drogas en el mercado local fue evaluada en 57 millones de pesos.
El trabajo investigativo que permitió desbaratar la banda incluyó interceptaciones telefónicas y seguimientos. La droga la compraban en Santiago, y la traían por encomienda. Los pagos a proveedores en la capital los hacían mediante depósitos de dinero en casas comerciales con sucursal en Punta Arenas y Santiago, bajo la modalidad de transferencias y giros.
A fines de octubre y primeros días de noviembre del año pasado, Quezada viajó a Santiago a comprar la droga. En esa ocasión mantuvo contacto telefónico con los otros tres imputados.
Osvaldo Miranda, encargado de la venta y distribución en Punta Arenas, recolectó el dinero que luego giró a Quezada.
El jueves 27 de noviembre Karina Muñoz retiró el paquete de la empresa de Correos.
Los detectives esperaron a que la mujer cumpliera el trámite para proceder a su detención. En su caso el impacto fue mayor porque cuando se conoció la noticia hacía pocos días habían concluido las Jornadas por el Niño Impedido y ella resultó ser la madre del niño símbolo.
La droga llegó oculta en envases de vino y leche, donde venían oculto los panes de marihuana y las diez pequeñas bolsas de cocaína.