Las duras condiciones de vida en Villa Cruz Roja

General
21/06/2009 a las 13:00
Los pobladores acusan abandono de parte de las autoridades y que la delincuencia los afecta gravemente.
Los habitantes de la Villa Cruz Roja deben enfrentar duras condiciones de vida debido a la escasez de recursos. Sin embargo, esta no es su única dificultad.
La delincuencia y el abandono por parte de las autoridades es a juicio de los pobladores los problemas que más los afectan en su diario vivir.
Al llegar al sector comenzamos a apreciar el grado de desamparo que sufren: el ingreso a la villa es casi imposible durante este tiempo, ya que el acceso por calle Ignacio Carrera Pinto tiene una pendiente de 45 grados, la cual esta cubierta por una capa de hielo digna de una pista de patinaje, lo que entorpece el ingreso y salida de la villa.
El presidente de la junta de vecinos de la Villa Cruz Roja, José Pedrero, clama porque las autoridades pongan atención a los problemas que los afectan. A su juicio, la delincuencia es prioridad.
Durante el recorrido que efectuamos por el sector, constatamos que todos los pasajes de la villa están tapizadas de escarcha dura, lo que provoca que uno de nuestros acompañantes pierda el equilibrio y se precipite a tierra.
Pedrero nos guía hacia dos viviendas abandonadas en una calle que carece de nombre: “Hasta para los nombres nos tienen abandonados. Fíjese que hasta para eso nos tienen abandonados”, recalca Pedrero.
Al llegar a una de las casas abandonadas, se puede apreciar las evidencias que corroboran la denuncia que Pedrero está por realizar.
“Acá vienen los flaites y se ponen a tomar todas las noches aprovechando la ausencia de moradores. Mire usted, el olor a trago y la inmundicia que hay. Además, esta gente es irresponsable y puede provocar un incendio y acá nunca llegaría un carro de bomberos. Imagínese la tragedia. La única solución es que las autoridades las derriben”, acusa el presidente vecinal. Además, Pedrero explica que si existe alguna emergencia de salud, es altamente probable que nadie pueda auxiliarlos.
Para continuar con la triste exhibición, el dirigente vecinal nos conduce a la segunda vivienda que está señalada con el número 0198. Al llegar, se puede apreciar gran cantidad de excremento de roedores. “Acá los gatos durante las noches se hacen la américa, pero esto no es bueno. Las ratas tienen enfermedades y acá viven niños chicos, pequeños que pueden ser atacados por los ratones y eso nos preocupa”, dice con resignación.
Luego nos dirigimos con mucha cautela hacia la junta de vecinos. Allí, los habitantes del sector se quejan amargamente del abandono que sufren.
Evelyn es una joven embarazada, que pronto va a dar a luz. Sin embargo, ella se atreve a llegar hasta la sede vecinal a pesar del hielo que cubre el sector, ya que considera que su voz debe ser escuchada.
“Yo estoy embarazada, y debo movilizarme para controlar mi estado. Pero corro peligro cada vez que cruzo las calles. Entonces, cada día que tengo control debo decidir si voy o no, si vale la pena el riesgo de caer para ir al consultorio. Es algo que es muy complicado y me gustaría que algún día venga el alcalde (de Punta Arenas) por acá y vea como vivimos nosotros el invierno. Es algo espantoso”, relata Evelyn, tratando de contener las lágrimas.
Por su parte, Iris Barría tiene 52 años. Ella es diabética y sufre también por el problema de no poder caminar con seguridad por su barrio.
“Uno no podía salir de noche por los borrachines que hay en el sector, pero ahora tampoco se puede uno mover de día porque corre el riesgo de caer al suelo y quebrarse algún hueso”, acusa Iris.
Los vecinos, luego de contar las dificultades que deben sortear día a día, se retiran con la esperanza de que sus voces sean escuchadas. Sólo quieren
vivir dignamente.

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