Ver morir a sus compañeros de trabajo es una experiencia que Gonzalo Teca jamás podrá olvidar.
A Diario El Pingüino relató los últimos momentos de este fatal accidente, el que se desencadenó al regreso de colación. Estaban sacando la tapa del tercer “pallets” (eran diez en total) cuando, luego de asegurar todo, repentinamente sus compañeros quedaron bajo la carga. Los 80 vidrios se vinieron encima y atraparon a Reyes y Barría, hasta la altura del cuello.
“Me pedían a gritos que los ayudara, pero no podía hacer nada. Me falta aire, me falta aire maestro Teca, decía uno. Y el otro me decía: maestro venga por el otro lado para que haga fuerza con algo”, manifestó.
La desesperación de ver a sus compañeros que estaban muriendo lo llevó a tomar un tubo de fierro, con el que intentó hacer “palanca”. Lo metió entre medio de los vidrios para levantar la carga y así poder sacarlos. Fue tanta la fuerza y presión que ejerció que el tubo se dobló, algo que en circunstancias normales podría hacer solamente con una máquina hidráulica.
“Todo ocurrió tan rápido, en segundos, que no sabía qué hacer cuando se vino la carga al suelo. Traté de ayudarlos pero luego salí corriendo a buscar a mi jefe que vive en la esquina. Le golpeé fuerte la puerta y le grité: a los muchachos se les vino encima los vidrios, y volví al contenedor, pero cuando llegamos ya era tarde, estaban muriendo”. Esto último lo constató personal del Samu.
En las afueras de calle Manuel Aguilar, entre Calle 2 Proyectado y Avenida Eduardo Frei, se agolpó mucha gente que llegó atraída por el movimiento de vehículos policiales y de emergencia. A medida que fue pasando la tarde iban apareciendo familiares de los infortunados trabajadores quienes recibían el pésame y consuelo ante tan infausta noticia.
También se hizo presente personal de la Unidad de Salud Ocupacional de la Secretaría Ministerial de Salud, la que realizará su propia investigación del accidente.