
El lunes 24 de agosto la menor, estudiante de octavo básico de la Escuela Patagonia, fue embestida por un vehículo particular cuando se dirigía a su casa, específicamente a la altura de las calles Capitán Guillermos y Esteban Yacksic. Ingresó muy grave al Hospital Dr. Lautaro Navarro, momento a partir del cual un equipo médico, encabezado por el neurocirujano Cristian Reyes, la operó y mantuvo la atención puesta sobre la menor.
Los cuidados de auxiliares, técnicos paramédicos, enfermeras y médicos de turno en la UCI Pediátrica, y luego en el mismo servicio de Pediatría, resultaron ser la fórmula perfecta para conseguir los resultados que hoy luce Macarena.
Agradecida
Diario El Pingüino la visitó en su casa, pudiendo comprobar su buen estado de ánimo y de salud. Resulta increíble verla y conversar con ella. Lo que sí -por ahora- un entendible pudor la llevan a no dejarse fotografiar. Prefiere reponerse bien y esperar que pase un poco el tiempo. Incluso, por lo mismo, tampoco quiere verse al espejo hasta no completar todo el tratamiento.
Lo importante es que ayer, dijo su madre Jessica Portolan, tuvo control médico y los resultados fueron tremendamente favorables. Tanto es así que la próxima visita al médico será en diciembre.
Todos se unieron
“Esto nos cambió completamente la vida”, confiesa Jessica, una mujer sencilla, de mucha fe y que no guarda rencores. El mayor agradecimiento lo tiene hacia Dios, que le dio una segunda oportunidad a su hija, algo que no todas las personas víctimas de un accidente pueden contar.
Tiene una larga lista de agradecimientos, partiendo por todo el equipo médico, los apoderados de la Escuela Patagonia, profesores, compañeros de curso, los medios de comunicación, “y a mucha gente que nosotros ni siquiera conocíamos y se nos acercaron para entregarnos todo el apoyo en los momentos más difíciles que vivimos”.
Admite que el accidente cambió la vida de todo el grupo familiar. Los diagnósticos médicos iniciales eran muy pesimistas. “No nos daban ninguna posibilidad de vida, pero Dios es tan grande y además cayó en muy buenas manos médicas”, dijo.
“Con lo ocurrido a mi hija comprobamos que los milagros existen y esto nos ayudó a reforzar nuestra fe en Dios”. Por lo mismo, Jessica agradeció a todas las personas que se unieron en cadenas de oración, fundamental para lograr lo que se consiguió. “Pensamos que aún no era su hora y Dios la dejó con nosotros para que termine de cumplir todos sus sueños y proyectos de vida”.
Algo que la misma Macarena asiente con la dulce y tierna sonrisa que nos entrega en la despedida.