
La importante pérdida de puestos asalariados implica disminución de los trabajos formales y, por contraste, el alto incremento de trabajadores por cuenta propia, lo que se traduce en un autoempleo, hecho que tiene asociado grados de precariedad e informalidad que apareja menoscabos en términos de protección social.
En el último informe, se constata un importante aumento de la fuerza de trabajo, inactivos esta vez integrados a ella elevando esta variable de 66.400 personas en 2008 a 70.150 en 2009. Kusanovic explicó que en los períodos de crisis que generan desempleo en un jefe de hogar, a menudo llevan a otros miembros del grupo familiar (que no eran fuerza activa de trabajo) a incorporarse al mercado laboral buscando una opción que les ayude a enfrentar el flagelo de la cesantía. A juicio de la CPC existen apreciaciones equivocadas, pues en este caso el aumento de la fuerza laboral no tiene que ver con expectativas auspiciosas o de bonanza en la región.