
La tan cacareada diversidad en la práctica termina conduciendo a la uniformidad como efecto del lucro. Ello sucede en diversos “mercados”, como en el financiero o el farmacéutico, unificados como en la moda del vestuario o las tecnológicas, pero esto ocurre con especial intensidad en las comunicaciones, constituyéndose la televisión en el ejemplo de la uniformidad (todos los informativos iguales, el mismo fútbol a la misma hora, las clonadas teleseries, los concursos, los dramas y realities. El mercado ejerce influencia en flujos comerciales que adaptan el producto al consumidor, como la dictadura de la moda y el imperio del marketing y la publicidad a través de los medios, también tenemos la dictadura del mercado, aquí no existe oferta, sino simple respuesta a la demanda. A todo esto lo denominamos libertad, sobre ella levantan su retórica política las democracias neoliberales, pero dicha libertad es sólo para las corporaciones, para los grandes grupos económicos y tal vez, tal vez, para una elite de consumidores. La concentración y la exclusión en el espacio es el concepto de mall, el mercado amurallado; en su interior elegimos comer en MacDonald o Burger King, calzar Niké o Adidas, vestir Levys o Mossimo, entre Visa y American Express. Es el libre mercado de las corporaciones y de las elites, ilusión de libertades adquiridas. Este mismo concepto de falsa libertad lo tenemos instalado en los medios de comunicación, otro rostro de las corporaciones; con la diferencia de que los medios ofrecen algo más complejo, que es la producción simbólica, capaz de adormecer y manipular conciencias, generar el deseo de cosas o servicios, de llegar hasta el mall. Son una herramienta poderosa articulada y orquestada desde la publicidad. La falsa libertad del mercado es presentada como la verdadera y única libertad, un discurso repetido, machacado y amplificado desde las corporaciones. Un ejemplo, entre muchos, es la TV vespertina orientada al “mercado” juvenil, los canales liderados por TVN, el canal público, emiten programas para adolescentes y jóvenes; se llaman YINGO (Chilevisión), Calle 7 (TVN) y La Muralla Infernal (Mega), con contenidos similares, como la diferencia que puede haber entre las tres zapatillas, de pantalones o celulares, llenos de erotismo, chicas en bikini, jóvenes musculosos y jugueteo entre ellos, donde se acaba la libertad la libertad de elección y la libertad de divertirse está acotada a la exhibición farandulesca y cuerpos hermosos. Compruébelo hoy mismo.