La corta vida de “Carlitos” no fue fácil, ya que estuvo marcada por el abandono, el sufrimiento y sin figuras paternas a su lado. La última “travesura” le costó que le caducaran la matrícula en la escuela Juan Williams y ayer, a sus 14 años, decidió quitarse la vida ahorcándose con un cable que amarró a un clavo del living de la casa, en la población Aves Australes.
El martes de la semana pasada el menor ingresó de madrugada al establecimiento de calle Santos Mardones,  donde provocó daños por un millón 300 mil pesos en la oficina de la subdirección y la sala de profesores. “Carlitos”, alumno de octavo básico de esta escuela, se ensañó con la documentación que encontró y equipos computacionales. Después de reconocer su participación en el acto vandálico, lo que según su propia confesión realizó bajo los efectos del alcohol, la dirección le caducó la matrícula.
Suicidio
El domingo en la tarde “Carlitos” se despidió de un tío a quien le dijo que se quitaría la vida, pero el familiar no le dio mayor importancia porque no le creyó. Luego el menor se fue a la casa del padre, donde solía acudir cuando se fugaba de la Residencia Familiar Cardenal Raúl Silva Henríquez, y ahí se ahorcó.
La Brigada de Homicidios (BH) de la Policía de Investigaciones determinó la data de muerte en unas 11 horas, luego de ser encontrado por la hermana y amigos que ingresaron a la casa por la parte posterior. Uno de ellos cortó la cuerda pero ya no había nada que hacer porque el infortunado adolescente estaba sin vida.
Profundo impacto
Profundamente afectado e impactado se encuentra el director regional del Servicio Nacional de Menores (Sename), César Montiel, con este deceso “por todo el dolor que significa la pérdida de una vida adolescente”.
Por una medida de protección del Tribunal de la Familia el año pasado fue ingresado a la Residencia Familiar Cardenal Raúl Silva Henríquez. La noticia caló hondo en el equipo profesional que atendía al menor porque en su favor se estaban realizando los esfuerzos necesarios para provocar un cambio en él.
“Carlitos” no llegó el domingo a la residencia. Por ende, los encargados aplicaron los procedimientos de rigor, encontrándose posteriormente con la infausta noticia.
Después del incidente de la escuela Juan Williams, los profesionales le brindaron todo el apoyo y los afectos, porque entendían que estaban frente a un caso de alta vulneración de sus derechos. Por lo mismo vivía en la residencia, ya que no podía estar bajo el cuidado de la familia.