Aunque en una cantidad muy inferior, el fiscal alerta sobre el ingreso de éxtasis traído desde Argentina.
En la Región de Magallanes la droga más consumida por los adictos sigue siendo la marihuana paraguaya prensada. Y las formas de ingresarla a la zona son cada vez más novedosas lo que obliga a las policías de Investigaciones (a través de la Brigada Antinarcóticos) y de Carabineros (con el OS-7) a tener los sentidos muy bien afinados.
En esta suerte de juego que se produce, donde el gato persigue al ratón, los traficantes han ido perfeccionando las técnicas distractivas y los policías “agudizando el olfato” para interceptar los envíos que llegan procedentes de la zona central de nuestro país y, últimamente, desde Argentina. Como los casi siete kilos de marihuana que la Policía de Investigaciones (PDI) descubrió en abril pasado, suficientes para elaborar 18 mil dosis, avaluada en $ 187 millones. Uno de los grandes “golpes” del 2009.
Y si de técnicas nuevas se trata, en febrero, la Brigada Antinarcóticos detuvo a un sujeto de 18 años, procedente de Río Gallegos, con tres envoltorios de ovoide con cocaína.
A mediados de mayo, el OS-7 de Carabineros decomisó dos kilos de marihuana paraguaya prensada, avaluada en cuatro millones de pesos, la que venía oculta en cajas de vino.
En septiembre, el OS-7 truncó un nuevo tráfico al detener a una persona cuando hacía una entrega de cocaína. La incautación total fue de 42 gramos, suficiente para preparar 84 dosis con un valor comercial de 840 mil pesos. Además, en sus pertenencias guardaba alrededor de 16 millones de pesos.
Fiscal de drogas
Este año, el fiscal Oliver Rammsy asumió la especialidad en drogas. A estas alturas del calendario admitió que a partir de los operativos policiales y decomisos la droga no es un tema menor. “La fiscalía, encargada de la persecución penal de la Ley de Drogas Nº 20.000, ha tomado esto como una norma de política pública y un tema de salud pública, además de otros bienes jurídicos que se comprometen, como negocios con fines y asociaciones ilícitas”.
Desde este punto de vista la fiscalía está llamada a evitar el tráfico. Y si bien en Magallanes esto no se presenta en las cantidades cuantitativas de lo que ocurre en otras partes, como la zona extrema del norte y la zona central, el fiscal advierte que “no por eso debemos bajar la guardia, porque aquí se trafica y consume droga. Y la persecución apunta justamente a erradicar esto, para que la gente joven, que es el principal destinatario, no la adquiera”.