
Si nos comparamos con países desarrollados podemos darnos cuenta que, efectivamente, para programas similares el tiempo de permanencia de un estudiante en la educación superior de esos países es generalmente menor que el que se aplica en nuestra realidad, lo que hace pensar en su factibilidad.
La readecuación a los programas de asignaturas como también mecanismos de flexibilidad curricular, articulación académica, movilidad interinstitucional y reconocimiento de competencias, entre otros, son elementos fundamentales para considerar y llevar a cabo estas propuestas. Sin embargo, es necesario tener en consideración que junto a estas iniciativas debemos brindar una educación media más homogénea y con mayores exigencias académicas. Es en este ámbito en el cual marcamos las mayores diferencias con los países desarrollados, por cuanto en nuestra realidad la educación superior debe asumir las falencias que traen nuestros estudiantes desde la enseñanza media, lo que obviamente hace que los programas vigentes otorgados por la educación superior deban hacerse cargo de dichas debilidades.