Este título que dio nombre a una película hollywoodense y a un tema musical de “Los 4 Ases” de los cincuenta, me sirve para mandar un mensaje a Eduardo Frei, con el cual jugué algunos partidos de baby futbol en la cancha de La Moneda, a fines del gobierno de su padre, donde le acompañaban en su equipo, los hijos de otros ministros (entre ellos Valdés que recuerde), mientras yo era “galleta” del equipo de Pensiones de Aviación del Ministerio de Defensa, invitado por mi amigo del alma, Charles Calderón. Se trata de recordarle a Eduardo algunas de las atrocidades económicas de su responsabilidad, como lo fue el Tratado Binacional Minero con Argentina, que le dio la pasada al proyecto de explotación de oro más grande del mundo (Pascua Lama) y a otras que se proyectan en las alturas andinas; están las concesiones de las carreteras a empresas transnacionales que se enriquecen a diario a costa del transporte nuestro, la privatización del agua (que ahora anuncia que va a chilenizar) y de la electricidad, lo que ha encarecido el servicio. Hoy en día sería necesario pedirle una ayudita a Farkas para poder costear los peajes que interrumpen el trayecto de norte a sur, además de las carreteras de alta velocidad sin bermas para cualquier emergencia, donde los accidentes son una tónica cotidiana. También hay que recordarte, estimado Eduardo de tu inacción frente a las AFP, dueñas de nuestros ahorros y cotizaciones y que más encima cobran por la administración errática que realizan y que en mi caso particular, se han adueñado de mi bono de exonerado, entregado por el Gobierno por el perjuicio que me causó en el 73, para cancelarlo a gotas, mientras ellos se lucran con su total. Tampoco se preocupó de finalizar con las Corporaciones Municipales de Educación, aberración de la dictadura  que nadie se ha atrevido a reparar; tampoco se preocupó de devolver los Consultorios al Ministerio de Salud; para que vamos a mencionar a la cultura y el chiste que ha significado la creación del Ministerio, la mantención del IVA a los libros y otros productos musicales y/o artesanales. Tampoco se condolió de los estudiantes superiores y el negociado del crédito fiscal que se asemeja a la adquisición de una vivienda, poco menos. Como dice la canción mejicana: “Acuérdense de Acapulco” Lalo y sus electores.