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Distribuidora Mario Babaic: un clásico del comercio en Magallanes

cronica
28/05/2016 a las 21:45
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Entrevista tomada del Suplemento FINDE, que se publica los días sábado en Diario El Pingüino, realizada por Alejandro Salazar al empresario magallánico Mario Babaic.

¿De qué vamos a conversar?, pregunta al otro lado de la línea don Mario Babaic. De lo humano y lo divino, del ayer y del hoy, de la compra y la venta, de la oferta y la demanda.
El hombre sonríe. Minutos después un fuerte apretón de manos es la antesala al diálogo en las oficinas que su compañía tiene en calle Arauco 769. De inmediato las palabras fluyen, porque casi sin proponerlo el diálogo nos invita a un recorrido en una verdadera máquina del tiempo por aquel Magallanes que parece lejano, pero que, en rigor, da cuenta de una historia personal de la mano del desarrollo de Punta Arenas.
“En los negocios comencé el año 1958 como funcionario, como agente comisionista, que era vendedor viajero. Posteriormente, el ’74 se formó Mario Babaic y Compañía Ltda., que es lo que existe hasta hoy en día”, esboza como su primer recuerdo.

- ¿Y era un tiempo muy distinto en cuanto a la venta, a la oferta?
“No, porque estaban los Sharp, los Corcoran en tiempos del papá don Arturo, Codina, Insua, los hermanos Salas, compañías potentes, grandes, con carteras importantes y empresas representadas en la zona. Y a medida que iba creciendo la población se iban cubriendo las nuevas necesidades”.
- ¿Qué le dice eso de todo tiempo pasado fue mejor?
“Hay cosas buenos y otras no tanto. Hoy, por ejemplo, tenemos un tremendo campo, con una población bastante grande. Las empresas distribuidoras no crecieron mucho más, incluso desaparecieron con el tema del advenimiento de los supermercados, que compran centralizados en Santiago para todas sus sucursales. Eso cambió las reglas del juego”.

- Y la relación con el cliente, ¿ha cambiado?
“No se notan grandes cambios. Hay mucho negocio chico, lo que antes no era así, porque lo que habían eran negocios que se pueden calificar de medianos a chicos; pero la idiosincracia, los procedimientos y la relación se han mantenido. Nosotros como empresa hemos tratado se superarnos para satisfacer las demandas de los clientes, adaptándonos a los tiempos modernos por supuesto, con computación y las herramientas que entrega la tecnología. Hoy tenemos tomadores de pedidos y facturación vía computación, algo que en esa época no existía y se debía hacer manualmente”.

- Los que sí han cambiado son los productos, la oferta.
“Hay una gama mucho más grande, amplia en todo sentido, pero también eso ha significado la mejora de las calidades, de las presentaciones y una infinidad de requisitos que hoy se deben cumplir para lanzar un producto al mercado, con leyes más rigurosas, como el caso del nuevo etiquetado informando sobre los excesos de grasa y sodio en productos alimenticios. Eso antes no existía”.
 
- ¿También los magallánicos deben haber sufrido un cambio en materia de gustos?
“Sí, han cambiado por la entrada de un abanico enorme de productos, de una diversificación enorme. Hoy tienen una canasta, por ponerle un nombre, totalmente diversa a como era antes con 10 o 15 productos  importantes, ahora son 50 o 100. Hay sabores, marcas, procedimientos distintos. Hoy ya no todo es pan, carne y bebida, menos cuando se puede optar a precios y a productos chilenos, argentinos, europeos, americanos…”

- Una de las cosas más deficientes en el pasado era el tema del transporte, hoy parece no ser un problema.
“Por ejemplo, con las cecinas teníamos impedimentos bastante notorios, porque había que traerlas por avión y hoy se hace vía marítima sin mayores dificultades. Son cambios radicales dentro de la actividad comercial, el tener siete vuelos diarios, enormes flotas de camiones que traen productos diariamente”.

- Pero aún se habla de aislamiento.
“Pero no es así. Puede ser en algunas cosas de la burocracia, en la papelería que dependemos de la zona centro del país, en algunas cosas públicas. Hoy se ha mejorado porque también la misma empresa privada ha colocado buques o sistemas de traslado más eficientes para ser ellos más eficientes. Antes traíamos los productos vía motonave Gloria, Isabela o diferentes buques con los productos a granel. Hoy se traen en container, con tal seguridad que hoy ya no se habla de pérdidas”.

- Y en cuanto a leyes o franquicias, ¿qué recuerda del puerto libre?
“Que éramos privilegiados con algo que no tenía el resto del país. Hoy con la Zona Franca hay algunas cosas en las cuales se notan diferencias, pero en general poco y nada. Los precios no tienen grandes diferencias, menos con la apertura económica que ha tenido el país tanto a la importación como exportación, que ha permitido que se bajen los márgenes, aranceles, por consiguiente estamos en una franca competencia y cada cual puede traer cosas sin restricciones, prohibiciones o sujetos a cuoteos como antes, cuando para  importar había que ir al Banco Central y prácticamente llorar para que aprueben un registro de importación. Hoy basta una llamada de teléfono, que uno puede hacer a cualquier país, y pedir lo que quiera”.
Mario Babaic sonríe cuando dice que su compañía es una marca registrada, pero más que legalmente, en el reconocimiento de los magallánicos. “La gente lo conoce a uno porque siempre ha estado en este terreno. En este campo uno se relaciona mucho con las personas, vive a través de la comunicación y crea vínculos, porque a un cliente no se le ve sólo un día, sino dos o tres veces por semana. Juntos pasamos a ser parte del núcleo de la empresa, porque sin ellos no seríamos nada y ellos sin nosotros tampoco, nos complementamos, somos socios de este negocio y eso se ha mantenido durante todo estos años, sin dejar de lado la búsqueda de nuevos clientes a los cuales también le podamos servir y entregar el mejor de los servicios”.
Para el final, sin proponérselo, Mario Babaic entrega un consejo: “Siempre se pueden seguir haciendo cosas. A veces eso requiere mayor o menor esfuerzo, pero siempre hay un nicho. Lo que pasa es que hay que explotarlo en el momento adecuado”.

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