Cuando vamos para los tres meses que el gobierno, conductor de la campaña del apruebo del supuestamente fenecido proyecto de nueva constitución fue abrumadoramente derrotado, abisma a los observadores que como dice el dicho, aquí no ha pasado nada. Todo sigue tal cual pese a la identificación de ese fracasado proyecto con el gobierno y su programa que en si era la nueva constitución y su complementación y ejecución, ahora sencillamente el gobierno va con su programa, “por separado”. Lo dijimos antes, se trata de demoler lo que antojadizamente llaman “el modelo neoliberal” -ahora adornado con el mote comodín de “fascista”, y esa demolición se está haciendo, se sigue haciendo simplemente a través de la actual odiada constitución. Es el viejo lema comunista, “dos pasos adelante, solo uno atrás”. La explicación también es simple, este gobierno quiso identificarse como continuador del también fracasado gobierno de Salvador Allende, quien se refería a la democracia chilena como “democracia burguesa”, despectivamente. Lo sabrán Macaya y Chahuan?
El actual gobierno debe ser entendido de una vez por todas como lo que es y lo que no es. No es un gobierno democrático. Es cierto gano una elección, pero en un paso meramente instrumental. La doctrina que empapa este gobierno y su gente, desde Boric hacia abajo, es el dogma de la irreversibilidad del proceso revolucionario. En pocas palabras, en supuestas aras de “los pobres”, de la igualdad, ahora del “buen vivir”, y hasta de la lucha contra el cambio climático y por el medio ambiente, se trabaja para no entregar de nuevo el poder. Es un proyecto colectivo latinoamericano, ha caído la mayor parte de América , se han tejido redes que se apoderaron de instituciones, las otras las demolieron o debilitaron, y de la cultura y la educación a fin de asegurarse creciente control a través de las nuevas generaciones. Puede haber intervalos de otra orientación como en Brasil, pero el poder real más que el gobierno de turno, lo tienen ellos, los “foropaulistas” afines al globalismo neomarxista. El “grupo de Puebla” al cual Boric le envía saludos en su visita a la Araucanía, donde su discurso es replica de los conceptos indigenistas de la fracasada nueva constitución, donde reconoce existe terrorismo, pero transmite que no hará nada efectivo al respecto.
Entonces debe entenderse: este gobierno es neomarxista y revolucionario, vinculado estrechamente a la violencia y destrucción que desde 2019 asola nuestro país. No es democrático, solo usa las formas democráticas para acceder al poder total o al menos permanente sin devolución en una estrategia gramsciana. Por eso no le inmuta ese resultado de septiembre, eso es para los demócrata-burgueses, que forman parte de ese “neoliberalismo” a enterrar. Estemos todos notificados en los hechos: la opinión suya o mía, aunque mayoritaria, no le importa a quienes detentan los cargos. Y tampoco les importa hacer un “buen gobierno” Su lógica y eso están haciendo, es deconstruir, para después sobre las ruinas, construir su sistema que no tiene nada de nuevo, pues en la realidad es un regreso al absolutismo y a la era preindustrial, dentro de los conceptos globalistas de la agenda 2030 de la ONU. Este gobierno ha demostrado la pésima calidad de personas que lo integran y su carencia de planes para solucionar nuestros enormes problemas, que a diario nos devuelven al pleno del tercer mundo latinoamericano como posible narcoestado-terrorista criminal a que vamos a pasos agigantados. El rechazo constitucional significa nada para este gobierno.