La operación Censo 2024, que debía ser un hito en la recopilación de datos para el desarrollo de Chile, se ha convertido en una vergonzosa muestra de incompetencia y negligencia por parte del gobierno de Gabriel Boric. A medida que avanzan las semanas desde su inicio, en lugar de celebrar el éxito de un ejercicio crucial para la planificación del país, nos encontramos frente a un panorama desolador lleno de irregularidades y tragedias que empañan este proceso vital.
El reciente caso de una censista abusada sexualmente en la comuna de Río Bueno ha estremecido a la nación y ha expuesto una grave falla en la seguridad y protección de quienes están llevando a cabo esta labor fundamental. Este incidente, aunque extremadamente grave, es solo la punta del iceberg de una serie de situaciones en las que los censistas han sido amenazados, insultados y amedrentados en diferentes partes del país. Es inaceptable que aquellos que están desempeñando una función tan importante para la sociedad se vean expuestos a tales peligros y vulnerabilidad.
Pero los problemas del censo no se detienen en la seguridad de los trabajadores. La operación está plagada de deficiencias internas y falta de organización. Desde irregularidades en los pagos hasta presiones para falsificar informes, parece que la efectividad y la integridad del proceso están siendo socavadas desde adentro. La efectividad de los censistas para lograr censar a una familia es alarmantemente baja, lo que pone en duda la calidad y la confiabilidad de los datos recopilados y su impacto en la toma de decisiones gubernamentales y la planificación futura del país.
Además, la falta de conciencia y empatía por parte de las autoridades es evidente. La prohibición de hablar con la prensa demuestra una clara falta de transparencia y rendición de cuentas por parte del gobierno de Gabriel Boric. ¿Por qué se está tratando de ocultar la verdad detrás del censo? ¿Qué está tratando de esconder el gobierno?
En resumen, el censo en el gobierno de Gabriel Boric ha sido un completo desastre. Desde la falta de seguridad para los censistas hasta las irregularidades internas y la falta de transparencia, es evidente que se necesita una revisión urgente de todo el proceso. Chile merece un censo justo, preciso y seguro, y es responsabilidad del gobierno garantizarlo. Es hora de que se rindan cuentas por sus fallas y se tomen medidas para corregir esta situación lamentable que ha manchado el ejercicio cívico y la confianza en las instituciones gubernamentales.