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Columna

El espejo y la ventana

opinion
23/05/2024 a las 12:06
Pablo Oyarzo
1048

Raúl Caamaño Matamala, Profesor Universidad Católica de Temuco

El yo, el yoísmo o girar y otear la dinámica de la vida comunitaria, genuinamente.

¡O es el yo o es el tú! ¡O es el yo o es el ello! El ensimismamiento frente al espejo, la observación sostenida del yo, la búsqueda de la armonía, del equilibrio, quizás, de la adulación o lo perfecto, nos distancia del escrutinio del ello, del tú, del prójimo.

Al comentar con un grupo de estudiantes, algunos títulos de posibles columnas de opinión me preguntaron, ¿por qué el espejo, por qué la ventana?

¿Por qué el espejo? Porque el espejo pone el foco en la persona que refleja, quien a su vez se observa, fija unos detalles y otros deja pasar. Quizás en algunos la observación es reconcentrada.

¿Por qué la ventana? Marco semejante, sin embargo, la observación es amplia, panorámica incluso. La atención se fija en el otro, en los otros, en el tú, en el ello. ¿Qué hallamos en este entorno en vez? Vida, más vida, vida plural, diversa, muy diversa, materia, relieve, fauna y flora muy diversas también, color, luz, penumbra, en fin, un sinfín.

Diferencias, muchas. Contrastes, todos. Blanco, negro. Toda la paleta de la acuarela.

¿Qué nos debe importar de lo que observamos desde la ventana? ¡Todo, todo, todo! ¡Todo y todos!

Nos debe importar el tú, el usted, el él, el ella, el ustedes, el ellos, el ellas,… y el nosotros, el nosotras. ¡El prójimo, todo el prójimo! Que ese mismo somos nosotros para otro.

Observarlos es una actitud activa, pero pasiva. Es buen comienzo, observar, mirar, examinar, contemplar, analizar, estudiar, advertir, notar, ¿qué? ¡Quiénes somos! ¡Cómo somos! Somos iguales y diferentes, a la vez. Nuestro adeene natural nos iguala, nos hace semejantes, sin embargo, nuestro adeene social nos diferencia, nos hace distintos, diversos.

¿Cuál preferir? ¿El espejo o la ventana? ¡La ventana, mil veces mil! Somos individuos, pero nos debemos a otro, a otros, con ellos formamos comunidad, familia, grupo, equipo, curso, barrio, población, comunidad, país.

Preferentemente debemos tender hacer equipo con el tú, construyendo un nosotros dual, y desarrollar luego, pronto, muy pronto un nosotros plural. Notarán que ya hemos abandonado un poco la observación, solo un poco, nunca la debemos dejar de considerar. Y pasamos a desarrollar la comunicación verbal y no verbal, toda, en plenitud. Seguro que la comunicación ha de ser oral en un comienzo, quizás escrita, además, e incluso, somatolálica, a veces.

Del espejo, sí debemos decir algo más. No solo es observación del tipo réplica o reflejo, es, debe ser observación concentrada, reconcentrada, analítica, reflexiva, debe tender a ser más una introspección, y así recordamos el aforismo griego “Conócete a ti mismo”. ¿El resultado? Ya es el mejor, es el inicio de un buen comienzo, ¡qué va! Y luego lo que sigue, la ventana como buen aditamento del mejor reflejo de nosotros mismos, y este convidarlo a diestra y siniestra, sin condiciones, solo como la mejor práctica de dones al prójimo.

¡No lo pensemos mucho! ¡No lo piensen mucho! ¡Amen!

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