Tramas tenebrosas, personajes enfrentados y conductas siniestras en el libro y posterior adaptación al cine. Un hotel y una sensación de peligro constante, una lucha entre la vida o la muerte con personas reales y ficticias tras la pluma de Stephen King. La trama nacional, judicial y mediática está centrada en otro hotel, el Panamericano y la habitación 719, con otros personajes y detalles escabrosos. Al parecer, el doctor Monsalve adormeció a la víctima, al presidente Boric, al gobierno y a varias de sus ministras; al feminismo y a la perspectiva de género. El letargo del gobierno y del oficialismo es llamativo y cuestionable. La reconstitución del plan Monsalve es sorprendente y siniestro, a ratos sobrepasa lo ficticio. Es que Monsalve utilizó a mansalva todos los recursos disponibles a su antojo, antes y después del hotel. Los distintos testimonios, declaraciones y filtraciones recrean con detalle la cacería humana ejecutada por el formalizado. Un cazador y un plan que sobrepasa cualquier cortejo entre personas adultas y libres. El cazador vestido de negro había marcado a su presa y víctima previamente.
El doctor sueño utilizó señuelos, antes y después de la habitación 719. Usó a su favor el cargo, jerarquía y confianza más allá de la víctima. El encargado de la seguridad nacional, hoy imputado por la gravedad de los delitos sexuales, dice “no recordar nada”. Un poderoso que previo a dejar el cargo en el palacio tomó decisiones y movilizó recursos públicos en su favor. Un encantador de serpientes que cambió versiones mezcladas con amnesias ante sus jefaturas; ahora dicen que el encargado de la seguridad expuso al palacio, pero cuesta creer que no existan filtros adecuados ni servicios de inteligencia a la altura de los desafíos y crisis actuales. Los propios protocolos de perspectiva y de acompañamiento laboral quedaron en el papel y en las buenas intenciones, en lo concreto en el palacio hay incompetencias, contradicciones y un posible encubrimiento (red de apoyo).
El “amiga yo te creo” es letra muerta, un fósil sociológico del progresismo y feminismo. ¿Cómo hubiese actuado el frenteamplismo y el comunismo ante un caso similar con el gobierno anterior? Una pista, con marchas, pañuelos, alertas y puños en alto. Universidades en paro, tomas, claustros y otras presiones sociales. Marchas con banderas palestinas y dedos culpando a la estrella de David. Diciendo que hay que detener el avance del patriarcado y el fascismo. El libreto trasnochado de siempre. El dicho “pueblo chico, infierno grande” aplica al palacio de La Moneda. En sus pasillos y oficinas se escuchó, previo a la denuncia formal, lo sucedido con trascendidos y reuniones privadas. Varios asesores y funcionarios (con sueldos millonarios) conocieron el “caso Monsalve”. Hoy, se ofenden al escuchar que al parecer existió un “pacto de silencio” y eventual encubrimiento. Es de esperar que la comisión investigadora de los diputados recopilé información y que el trillado “caiga quien caiga” se cumpla con los involucrados por acción u omisión. Que no sólo despidan a mujeres.
Gracias a la prensa libre, que tanto molesta a algunos en la izquierda vociferante, varios recordamos que “la prensa debe incomodar al poder”. Tras la publicación vespertina el poderoso Monsalve quedó expuesto, formalizado y considerado un peligro para la sociedad sujeto a prisión preventiva. El autodenominado gobierno feminista navega sin rumbo, sus motores son la soberbia e indolencia; no supieron manejar política ni comunicacionalmente el huracán Monsalve y ni siquiera se sonrojan, olvidaron la perspectiva de género y culparon al empedrado. La ministra del ministerio de la verdad y vocera ha recobrado la voz y pide no sacar ventajas políticas ni utilizar el caso del exsubsecretario, dice que hay limites y que en “política no todo vale”. Un insulto a la memoria y a la sensatez de la ciudadanía, son los mismos que llamaron a refundar (quemar) todo y hoy nos piden que confiemos en ellos y en las instituciones.
En paralelo, el presidente Boric dice que “en Chile nadie está por sobre la ley”, pero de alguna forma el “colectivo las tesis” tuvo razón con su “un violador en tu camino” y el “macho opresor”. Las vueltas de la vida, la culpa no fue de ella, ni de la comida peruana ni de su vestimenta, ya que el riesgo estaba en el propio palacio. La crisis de seguridad y de confianza que se vive en Chile llegó hasta La Moneda. Por ahora, la perspectiva de género quedó en las caletas, en instructivos, capacitaciones y demases, pero nadie la aplicó en la cuadra más custodiada del país. Un palacio con modorra entrampado entre el “no recuerdo nada” y el “voy a responder todas las preguntas”. La trama continúa…