La opinión pública, regional y nacional, ha ido sumando un golpe tras otro en las últimas ¿semanas? ¿O son meses o años?, casi tras para ser exactos, afirman muchos.
Es que todos hemos podido apreciar que la dirigencia política, judicial, financiera y otras figuras asociadas a las élites que administran nuestro amado país, nuestra amada región austral, parecía llevar máscaras que no sólo ocultaban sus rostros, sino que, además y lamentablemente para nosotros, sus verdaderas intenciones.
Estas máscaras les permitieron a unos, despojar de miles de pesos a las arcas del estado-fisco-gobierno, con la excusa miserable de que era para “mejorar las condiciones de vida de los que eran más vulnerables”.
Otros, disculparon o trataron de hacerlo, y mal, a los asesinos de efectivos policiales, derramando ante los féretros de esas víctimas ¿lágrimas de cocodrilo, quizás? Y dando condolencias muy poco creíbles, en medio de pifias y reprobaciones de los que de verdad sentían dolor por esas valiosas pérdidas.
Hemos visto innumerables “volteretas” y cambios de postura frente a la instalación del narcotráfico, sus jefes y secuaces, pero negándose a aplicar la mano dura, las medidas más eficaces para controlarlo que los chilenos exigimos y esperamos y allí están los cadáveres de chilenos en calles y avenidas nada seguras.
Es de público conocimiento que hay negativa oficialista para darle mayores respaldos a nuestros Carabineros, a nuestra PDI y se ha planteado que los militares no intervengan en la lucha porque no estarían preparados debidamente para ese rol, pero se les retacean recursos para el mejor funcionamiento de esas instituciones… Se afirma que la situación económica chilena está poco menos que boyante, a la luz de cifras de manejo sospechoso, porque la vida es más cara cada día, no hay fuentes de trabajo ni para mujeres, jóvenes o adultos, las inversiones se han estancado y casi un 30 por ciento de los chilenos en edad de trabajar, de producir, debe desenvolverse en la economía informal, sin sueldo fijo, sin previsión, casi sin pagar impuestos… todavía.
Y, ¿dónde están? la nueva moral, la nueva ética, los nuevos procedimientos de estos revolucionarios de postín, ávidos de poder y de dinero, si no miren las “Fundaciones”, como la “Democracia Viva” o “Pro cultura”, entre muchas otras.
Y los ministros y jueces destituidos que buscan borrar hoy con el codo lo que ayer escribieron con buena letra y mejor tinta… Y en esta “Mascarada” caen todos, en forma transversal, los Hermosilla, los Sauer, la Cathy, la Polizzi, la “Leo” y varios otros y otras.
Pero “la guinda de esta torta corrupta”, es Manuel Zacarías, acusado por violación y abuso sexual por una subalterna de la Subsecretaría del Interior cuando este “muchachito” era Ministro del Interior y Seguridad Pública subrogante, por estos días ya recluido en la cárcel concesionada de Rancagua, muy cerca de otros delincuentes sexuales, como pedófilos, narcos, asesinos.
Las máscaras están en el suelo y nuestra tarea es evitar que se pongan otras para que nos sigan engañando con sus triquiñuelas, sus discursos engolados, con sus abrazos mentirosos o sus apretones de mano, ofreciendo esto y lo otro, hasta “quinchos” o amistades y apoyo más falsos que medallitas de lata o la pulsera de los 200 mil poderes.
Los invito a reflexionar y tomar la decisión correcta: Por Dios, la Patria, la Familia, Magallanes, la Libertad y quemar esas máscaras y disfraces para que no las reutilicen nunca más.