Hace varios años se viene tratando de hilvanar firmemente la celebración del Día Internacional del hombre, donde, dicho sea de paso, poco y nada se conoce de su historia, sin embargo, sus insumos permiten abrir el diálogo, reflexión y debate en lo público, ahí donde se configuran estereotipos de lo “masculino”, o bien, donde se discuten conjeturas en torno a la figura del género acuñado, una que por nuestros días parece ser sinónimo de “afrenta” para ciertas mujeres del siglo XXI, por eso y por más, en ocasiones el Día Internacional del Hombre no es más que el día del “perro”, ese que pasa sin pena ni gloria producto de un “feminismo” dislocado y energúmeno, claro, aplaudido por muchas y muchos.
Primero, el llamado Día Internacional del Hombre se cree que fue fijado por el profesor de la Universidad de Missouri (EE.UU.), Tomas Oaster, quién habría delimitado la fecha para el año 1992. Aunque, dicha fecha se popularizaría siete años después, en 1999, cuando la directora del Programa Mujeres y Cultura de Paz de la Unesco, Ingeborg Breines, apoyó la iniciativa esbozada. De esta forma de configura el 19 de noviembre de cada año como el Día Internacional del Hombre. Cabe señalar que el evento se conmemora en más de 60 países de todos los continentes, aunque las explicaciones y supuestos en pro de aquel día son muy matizadas, hay más de una aproximación simbólica, por ende, las lecturas y análisis resultan bastantes heterogéneos. Por otra parte, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) no mantiene en su carpeta este día, está fuera de sus lineamientos, aunque el día de la mujer si está en la carpeta sagrada (8 de marzo), ¿los motivos?, juzgue usted mismo. Ahora bien, el Día Internacional del Hombre nace fuertemente con el fin de igualdad de género, en la actualidad su objetivo es abordar temáticas como la salud masculina, resaltar el papel positivo de los hombres en la sociedad contemporánea, junto con ello, promover la igualdad de género, la ausencia de violencia, equidad, justicia entre ambos géneros, etc. Entonces, tenemos un día que empezó de una manera y terminó mutando a otras expresiones narrativas, políticas y sociales, esas que sistemáticamente son visibles en el espacio público de nuestro país.
Segundo, según la web del Comité Directivo del Día Internacional del Hombre, entre el 2008 y 2009 ratificó cuáles son los 5 pilares más importantes en relación a este día y sus tópicos afectos: (1) Promover modelos masculinos positivos, (2) Celebrar las contribuciones positivas de los hombres a la sociedad, (3) Centrarse en la salud y el bienestar de los varones en lo social, emocional, físico y espiritual, (4) Mejorar las relaciones interpersonales y promover la igualdad e identificación de género y (5) Crear un mundo mejor y más seguro. De todas estas declaraciones, sin duda, podemos elaborar muchas problemáticas que surgen, ellas son interesantes de conocer para cercenar en primera instancia la “lucha despiadada” que muchas mujeres mantienen con el hombre, ese que a momentos parece ser el anatema de sus males y garante por excelencia de sus desarraigos experimentados. Tal vez, estamos en presencia de un día que no solamente necesita ser repensado, sino también en su reflexión a posteriori eliminar aquel discurso progresista que existe en pro de una sociedad más “transversal”, de esa forma, establecer que los hombres no son culpables (en general) de las disputas que la vida ha conllevado tristemente para muchas mujeres a nivel global. Fue el filósofo Immanuel Kant quién dijo en la llamada modernidad que la sociedad había alcanzado la madurez total, claro, aunque pareciera ser que solo para una cierta parte de la dimensión del progreso y razón (irónicamente). En la actualidad, la supuesta “lucha de clases” (caballito de batalla a estas alturas) parece haber sufrido una cierta “metamorfosis” en pro de la lucha de “mujeres contra hombres”, un degradante tensor en las relaciones afectivas, amorosas, y otras tantas producto de las premisas “posmodernas” o a la vanguardia.
Tercero, quienes defienden la conmemoración de la fecha inscrita insisten en que no se trata de una competición con otras fechas paralelas, por el contrario, se trata de visibilizar problemas específicos que enfrentan los hombres, y como estos versan sobre los grandes desafíos que necesitamos reflexionar con urgencia en el mundo entero. De ahí que nos propongamos plasmar las siguientes preguntas a modo de diálogo cívico, uno que por estos días parece ser mutilado dada la intolerancia de los “tolerantes”. Algunas de las interrogantes son: ¿Es el Día Internacional del Hombre una jornada igualmente valorada por nuestra sociedad frente al Día Internacional de la Mujer? ¿A qué se deben los vacíos en materia de educación gubernamental sobre estas materias? ¿Es posible que vivamos en un mundo donde el perro tiene más valor que el ser humano? ¿Cómo mantener vínculos saludables con una mujer, si a priori, la opinión pública muchas veces fomenta a través de una pluralidad de “ideas” hipótesis a rajatabla que no son más que una generalidad que “pervierte” la discusión real? ¿Será que necesitamos con urgencia preservar y valorizar al ser humano con el fin de repensar las categorías de libertad, emancipación y secularización, ello, considerando que podrían afectar directa o indirectamente a los vínculos entre hombres y mujeres de nuestra sociedad? Reflexionar después de algunos días sobre el Día Internacional del Hombre, permite una de dos, suturar la herida, o bien, fomentar la mismas “ideas” que el mundo progresista avala, pregona y defiende, donde el perro pareciera albergar irónicamente mucho más valor que un hombre, por consecuencia, se anula el diálogo social y se mantiene el indeleble sentido de lucha entre mujeres contra hombres.